"Vientos y mares surcarás, y montañas sin fin. Mas nunca olvides el amor, que siento yo por ti..."
***
Melania se apoyó en el poste mientras sentía la presencia del espectro dentro de ella. Ahora el espectro no estaba a su lado, sino que había introducido en su cuerpo. Según le había explicado, eso le consumía energía por lo que se refugiaba en su interior. No lo veía, pero sí que podían comunicarse entre ellos. Además de esta manera, veía el mundo sin las sombras azules.
Tras un corto viaje a su casa, se había equipado. Se había puesto los únicos pantalones que tenía en todo el armario, unas botas y una camisa, completando el vestuario con una capa raída que había pertenecido a su padre, con el emblema de Gondor.
Como armamento, llevaba prendida a la espalda la espada de su padre, Urfael, y la de su hermano, Azkâr. Esta última estaba rota, pero no quería desprenderse de ella. De su madre llevaba un collar que le había regalado Talion y la liga que ahora mismo le sujetaba el cabello en una trenza.
Además, llevaba enganchado a la espalda un pequeño saco con una bota de agua y algo de comida. No había cogido muchas cosas porque según el espectro, ahora que estaba muerta, o lo había estado, no le haría falta comer y beber con la misma regularidad que a los hombres vivos, además de que en Mordor había víveres para quien supiera buscarlos.
Deberías deshacerte de esa espada quebrada. Es inservible.
- Era la espada de mi hermano, la forjó el mejor herrero de la Puerta Negra, elfo. No la dejaré.
No tiene ningún sentido que la lleves, solo te aportará peso.
- No. La utilizaré como daga.
Para eso tendrías que volverla a forjar, o afilarla debidamente en su defecto.
- La afilaré.
No sabes afilar.
- ¿Cómo lo sabes?
Estoy dentro de tu cuerpo. Soy un espectro, sé lo que sabes. Y sé que no sabes afilar.
- Pues enséñame. Eras guerrero, es obvio, tienes que saber como afilarla.
No tienes la pericia necesaria.
Melania no deseaba alejarse de la espada de su hermano, aunque estuviera rota. Era lo último que le quedaba de él. El espectro del elfo lo notó y se ablandó un poco con ella.
Quizá haya otra manera.
- ¿Cuál?
Puedo tomar completa posesión de tu cuerpo. Ser yo quien controla el movimiento de tus miembros para poder afilar la espada. Pero te advierto de que no será agradable.
- Hazlo- se quedaría con la espada a cualquier precio.
Muy bien. Prepárate.
Melania tragó saliva, siguiendo el consejo del elfo muerto. El mundo se cubrió de sombras azules de nuevo. Melania comenzó a ponerse nerviosa cuando sus ojos parpadearon sin su permiso. Se agobió ligeramente cuando notó como los dedos de las manos se movían y vió sus brazos se alzaban sin que ella quisiera. Pero entró en pánico cuando su cuerpo se agachó, buscando una piedra que sirviera.
Intentó empezar a gritar, pero ningún sonido emitió su boca. Su corazón hubiera aumentado la cadencia de los latidos si ella aún tuviera el control de su cuerpo. Pero el ritmo de su órgano cardíaco no varió, ya que ahora era el elfo quien tenía el control y el espectro se encontraba tranquilo y relajado.

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Sombras de Mordor
Fiksi Penggemar¿Qué harías si tu hogar es atacado? ¿Si las huestes del Señor Oscuro se dedican a secuestrar, saquear y asesinar? ¿Si ves morir a toda tu familia delante de ti? ¿Si sólo fueras una muchacha de veinte años? Creerme, cuando llegas a este punto, lo ú...