***
¿Quién soy? ¿Dónde estoy?
¿Qué es todo esto?
No hay nada, solo... luz. Hay mucha luz. No siento nada. No hay dolor, pero tampoco hay dicha. No tengo frío, pero tampoco calor.
Ahí, ¿qué es eso? Es luz blanca... luz blanca... es cálida. Me gusta. Relajante. Iré hacia allí.
Pero... ¿qué? ¿Por qué no avanzo? Quiero ir a la luz. ¡Quiero ir a la luz!
¡No! ¡Quiero ir! ¿Por qué me alejo? ¡Quiero ir! ¡No quiero volver!
¡Duele! ¡DUELE! Me duele todo el cuerpo. ¡Quiero ir a la luz blanca! ¡La luz blanca es buena, la luz no duele!
¡No me gusta esta luz azul que me rodea! ¡No quiero la luz azul, quiero la luz blanca! ¡DUELE!
Mela, amor mío...
¿Qué? ¿Qué es esa voz? ¡¿Quién eres?!
Ven conmigo, dulce flor, ven conmigo... abandona el mundo cruel... tu padre, tu hermano y yo somos bastante felices aquí, solo faltas tú, hermosa flor... ven con nosotros, mi amor.
¡Quiero ir! ¡Maldita luz azul, déjame! ¡Déjame ir con ellos!
Debes volver, Melania... la maldición...
¡No me importa la maldición! ¡Suéltame, demonio! ¡Déjame ir!
Ojalá pudiera...
¡No! ¡NO!
Te esperaremos, dulce flor... no te olvidaremos, pequeña...
¡No!
- ¡No!
Mordor seguía siendo un páramo asolado por las inclemencias del tiempo, cuando el cuerpo femenino se sentó con brusquedad a la vez que de su garganta salía un grito desgarrador.
La joven esencia fue tomando conciencia, su alma impregnando cada recoveco del cuerpo. Su espalda se arqueó tras un nuevo grito. Sentía el dolor físico en su máxima plenitud, sus cuerdas vocales se desgarraron al comunicar en un salvaje grito el dolor atroz que suponían las múltiples heridas envenenadas. Durante un buen rato, le impidió procesar algo más. Cuando consiguió enfocarse en otras cosas, el dolor emocional le sacudió las entrañas y las lágrimas fluyeron cual río embravecido.
A duras penas, se tapó la cara con las manos.
Melania...
- Era mi madre- sollozó ella-. Mi madre me habló, elfo. Están esperándome, tengo que ir con ellos.
Nada me complacería más que abandonar tu cuerpo, y que te reunieras con tu familia para que yo pudiera hacerlo con la mía. Recordarles y permanecer con ellos. Pero una maldición nos lo impide. Y nos lo impedirá hasta que acabemos con la Mano Negra de Sauron.
- Mi familia...- repitió ella casi sin prestar atención a las palabras del elfo- Mamá...
Se echó a llorar, como hacia meses que no lloraba. Específicamente, desde que dejó de ser una mortal. El elfo no pronunció palabra, sabía que unas palabras vacías no la aliviarían y guardó silencio.
El dolor físico pasó, pero el emocional persistió incluso cuando la joven gastó todas sus lágrimas y los ojos se le secaron. Se incorporó, su equilibrio vacilante por haber vivido la muerte por segunda vez. Tal y como el elfo le había prometido, no había sido nada agradable. Melania sacudió las piernas, aún sentada, y se recostó contra un murete de piedra, viendo el atardecer sobre la yerma llanura salpicada de ruinas.
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Sombras de Mordor
Fiksi Penggemar¿Qué harías si tu hogar es atacado? ¿Si las huestes del Señor Oscuro se dedican a secuestrar, saquear y asesinar? ¿Si ves morir a toda tu familia delante de ti? ¿Si sólo fueras una muchacha de veinte años? Creerme, cuando llegas a este punto, lo ú...