Había al menos cincuenta hombres en aquella estancia, hablando calurosamente entre ellos. Hirgon, el montaraz de pelo pelirrojo situado en un pequeño estrado acompañado de dos de sus mejores hombres, intentaba mantener el orden, pero era complicado. Empezaba a perder los nervios: debían de salir hacia la fortaleza de Gnufir en escasos momentos, pero no había forma de calmar a los hombres. Se había corrido la voz de que la Aparición los acompañaría, lo que había provocado que tantísimos hombres quisieran ofrecerse voluntarios en aquella misión. Hirgon se mesaba la barba y de pasaba las manos por el pelo. No podía controlarlos.
Y lo peor, era que según la propia Aparición le había dicho tres días atrás, volvería al alba. No quedaba mucho para ese momento y ni siquiera podía calmar a sus hombres. Los conocía perfectamente a todos, y sabía cuales eran los más indicados pero sin embargo, ninguno quería dar su brazo a torcer y quedarse.
Lo que Hirgon no sabía era que la Aparición ya estaba allí, y lo observaba todo desde las sombras.
"Creo que me siento halagada de suscitar tanto interés
Debemos partir cuanto antes, Melania. Debemos llegar a Gnufir antes del anochecer.
"Lo sé. Pero, ¿qué hacemos?"
Dejemos que nos vean. Nuestra presencia les ayudará a decidirse. En caso de que no lo haga, nosotros mismos elegiremos a los hombres.
"Pero eso es tarea de Hirgon, son sus hombres"
No lo está haciendo.
Melania suspiró, y salió entre las sombras, aún con la capucha de la capa subida. Se acercó al grupo con el objetivo de llegar hasta Hirgon. Atravesó la marea humana sin que nadie se fijara en ella y se situó tras Hirgon, en el estrado.
Las conversaciones murieron poco a poco. Los hombres se volvían hacia ella, sorprendidos ante su repentina presencia. Hirgon también se volvió y tragó saliva cuando se encontró con los ojos color hielo de Melania.
Melania oía los susurros de los hombres, y cuando el elfo se lo indicó, oyó como un par de hombres discutía sobre su aspecto, dudando de sus habilidades por su apariencia de mujer frágil.
"Averigua los nombres de esos dos mientras yo hablo con Hirgon"
Bien.
- Me siento halagada porque tantos hombres deseen acompañarnos en una misión debido a mi presencia, pero debemos marchar cuanto antes si deseamos llegar a Gnufir antes del anochecer.
Su voz cortó el silencio como un cuchillo.
- Estamos teniendo problemas... Nunca había tenido que lidiar con tal avalancha de voluntarios para una partida.
Ella enarcó una ceja. Miro a su alrededor y se volvió hacia Hirgon, quien la miraba indeciso. Soltó un pequeño bufido.
- Elige a diez de tus hombres, Hirgon, y marchemos. No podemos perder más tiempo.
- Bien...- Se giró hacia sus hombres, y se relajó ligeramente cuando vio que ante Melania, los hombres parecían dispuestos a aceptar su decisión.
Se llaman Aldair y Kenneth.
"Bien"
Melania localizó a los dos hombres, que aún la miraban.
- Hirgon- llamó ella sin apartar los ojos de los dos hombres.
- ¿Qué ocurre?
- Esos dos- levantó el brazo hacia ambos hombres, que parpadearon-. Aldair y Kenneth. Quiero que nos acompañen.

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Sombras de Mordor
Fanfiction¿Qué harías si tu hogar es atacado? ¿Si las huestes del Señor Oscuro se dedican a secuestrar, saquear y asesinar? ¿Si ves morir a toda tu familia delante de ti? ¿Si sólo fueras una muchacha de veinte años? Creerme, cuando llegas a este punto, lo ú...