Robert y sus amigos [I]

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Taylor hablaba sin parar sobre cosas que no entendía y me aburrían demasiado, pero tenía que prestar atención porque después me preguntaba. Mientras que lo escuchaba, me dedicaba a mirar sus ojos, aunque pocas veces podía sostener su mirada por más de cinco segundos seguidos, y creo que a él le pasaba lo mismo.

Tenía el acoso de mis hermanos sobre mí para conquistar a Taylor. Ellos habían entrado en mi habitación media hora antes de que Taylor viniera y habían revuelto mi armario intentando encontrar algo. Al final los había echado de mi habitación y... sí, me había puesto lo que ellos me habían dicho. Al fin y al cabo, eran chicos...

— Ella, ¿Dónde guardo tus tangas?

Taylor y yo miramos a Aaron, que sostenía varios tangas. Uno rojo, otro negro y otro blanco. Sentí mis mejillas arder. Me levanté y se los quité.

— Gracias, ya los guardo yo —abrí el cajón de mi mesita y los guardé.

Cuando me giré, Aaron seguía ahí. Lo miré con la ceja alzada y el salió sonriendo. Suspiré y volví a sentarme.

— Bien —Taylor carraspeó— Continuemos.

Si esta la manera en la que se suponía que iba a conquistar a Taylor, no la entendía. Solo hacía que yo me pusiera roja como un tomate e incomodar al chico que estaba frente a mí.

Esperé a que Taylor guardara sus cosas mientras mordía mi labio.

— ¿Qué te estaba haciendo el chico para que fueras a pegarle? —me preguntó.

Dejé de morder mi labio y lo miré. Ahora tenía toda su atención en mí.

— Me estaba tirando del pelo.

— ¿Por eso ibas a pegarle? —dijo él divertido.

— Bueno, era un acoso constante—

— Durante un minuto —me cortó.

— Sí, pero él no me dejaba —me quejé— ¿Se creía que no notaba que me estaba tirando del pelo? ¿No se dio cuenta que no me interesaba?

Taylor sonrió abiertamente. — No, a veces no nos damos cuenta.

Acompañé a Taylor a la puerta y este se giró para despedirse. — Nos vemos el jueves.

— Si, adiós.

Le sonreí antes de cerrar la puerta y fui con paso decidido al salón, donde mis hermanos estaban sentados viendo la televisión mientras papá preparaba la cena. Habíamos dado la clase tarde.

— ¿Cómo te ha ido? —Bryan fue el primero en preguntar.

Golpeé el hombro de Aaron. — ¿Cómo se te ocurre entrar con tangas en mi habitación? ¿Y enseñándolos?

Bryan soltó una sonora carcajada.

— Para que él sepa que los usas.

— ¿Y por qué debería saber la ropa interior que llevo? —alcé una ceja y me crucé de brazos.

— Porque los tangas son sexys y a los chicos le gustan que las chicas lleven eso.

Me senté el lado de Bryan derrotada. Solo me quedaban dos clases más antes de mi último examen. Había aprobado todos los exámenes que había tenido a lo largo de estos dos trimestres. Los exámenes finales se acercaban y con ello, el fin de las clases. Estaba perdiendo el tiempo pensando en un chico imposible.

— ¿Cuantas clases te quedan? —preguntó Bryan.

— Dos.

— Siempre podrás hablar con él por el móvil.

Como conquistar a un chico / Disponible en DreameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora