Miré a Taylor y este me miró. Sus ojos verdes me miraban tan intensamente que lo único que pude hacer fue murmurar. — No sé qué contestar a eso.
Él sonrió. — No tienes por qué contestar, Stella.
Taylor rozó mi mejilla con la mano que estaba sobre el brazo del sofá. Lo miré extrañada mientras mi corazón latía con fuerza. Taylor sonrió de lado y quitó su brazo. Bebió de su cerveza y miró la televisión. Su móvil sonó y él no tardó en cogerlo.
— Ah, hola Frank.... No, estoy en casa... ¿Ahora? ¿Dónde? —Taylor me miró—Vale, ahora voy —colgó—. Vístete, nos vamos.
— ¿Qué? ¿Dónde? —pregunté viendo como Taylor se levantaba.
— Me han dicho de salir, y tú estás invitada —se encogió de hombros y lo seguí por el pasillo.
— Es la una de la madrugada.
— No seas aburrida, Stella. Será divertido, ellos quieren colarte y les hace ilusión arriesgarse —entró en su habitación.
— ¿Y que se supone que debo ponerme? —dije desde su puerta.
Taylor se quitó la camiseta y me miró. — Ponte guapa - se encogió de hombros.
— Se supone que ya lo soy, incluso vestida así. - dije señalando mis pintas.
— No hay que echarle mucha cuenta a nuestra familia a veces. Venga, no pierdas el tiempo.
Fruncí mi ceño y le tiré mi zapatilla, que esquivó profesionalmente mientras reía.
— Oh vamos, no te ofendas —me la tiró de vuelta.
— ¿Te queda mucho? —le pregunté a Taylor por quinta vez.
Este salió del cuarto del baño ya peinado y con el característico olor a su perfume.
— Hombre por fin. Eso de que las mujeres tardan más que los hombres es mentira en tu caso —me colgué el bolso y me dirigí a la puerta.
— Deja de quejarte, tengo que ir bien —cerró la puerta con llave y rodé los ojos.
Me había puesto unas botas de tacón estilo Chelsea, así que, no sonaban al caminar. Bajé las escaleras con cuidado de no caerme. Si perdía de vista el suelo, seguro iría de boca. Taylor me adelantó y cuando terminé de bajar los cuatro pisos, él ya estaba en el portal esperándome con la puerta abierta.
— No sé para qué te pones zapatos altos —dijo cuando pasé por su lado para salir a la calle.
— No lo sé, Taylor. Es que me gustan que me duelan los pies —lo miré y él sonrió alzando sus cejas—. Obviamente para parecer más alta —moví mi mano con desdén.
— Está bien. Tenemos que ir andando —dijo empezando a caminar—, te lo decía por eso.
— Lo sé —me di prisa para ponerme a su lado—. Pero no andes tan rápido si quieres que te siga el ritmo. Aparte de que llevo tacones, tengo las piernas cortas.
Mi acompañante rió y me sacó conversación de camino al pub que habíamos quedado. Me preguntó sobre mi vida, mis gustos y cualquier cosa para llenar el silencio. También me contó alguna que otra anécdota que me hizo reír.
— ¡Taylor! - saludó un chico de tez negra.
— ¡Sean! —saludó Taylor estrechándole su mano.
— ¿Esta es tu compañera de piso? -—preguntó Sean mirándome de arriba abajo—. Me dijiste que era mayor de edad.
— Y lo es. Stella, este es Sean — le sonreí y el chico me tendió su mano. La cogió y me dio un apretón.
— Un gusto conocerte encanto. Pensé que verdaderamente aparentarías más edad, pero Taylor tenía razón. —así que habían hablado de mí...dato interesante—. Venga, vamos a ver qué podemos hacer —sacó su teléfono—. Menos mal que traes zapatos altos.
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Como conquistar a un chico / Disponible en Dreame
Teen FictionVerdaderamente pensaba que todo ese asunto del amor era una verdadera tontería. Odiaba a las parejas que se ponían en los bancos del parque y lo único que hacían era besarse. O las parejas que no decidían quien tenía que colgar primero, o a ese chic...