BRAD.

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Dejé de mirar por la ventana mientras él me acercaba a casa para mirarlo. Su mandíbula definida, su mirada hacia el frente y su pelo hacia atrás. Llevaba mangas cortas, como si el frío no le afectara y me percaté de su pezón marcado en esa camiseta ajustada. - ¿Estás mirándome el pezón? – me preguntó.

Levanté mi mirada rápida y lo vi mirándome de reojo y con la ceja alzada. Me sonrojé. – ¿Tienes un piercing en el pezón? – le pregunté al darme cuenta que eso no era normal.

Brad rio suavemente – Sí, tengo un piercing en cada pezón.

— Vaya, ¿En serio? ¿Te dolió?

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Vaya, ¿En serio? ¿Te dolió?

Sí – se encogió de hombros. – Pero valió la pena. – esperé a que continuara – Placer, niña.

Lo miré con los ojos entrecerrados y me reí sintiendo vergüenza. – De acuerdo. – pasé las manos por mis pantalones. – Nunca había conocido a alguien que estudiara medicina y tuviera tu aspecto.

Brad frunció el ceño – Bueno, soy un espécimen raro, como dice una profesora. Me gusta ser diferente.

¿Desde cuándo te gusta ser diferente? – sabía la respuesta.

Después de ella. Todo en mí cambió. Tenía varios tatuajes pero nada como lo que tengo ahora. ¿No has pensado hacerte un tatuaje?

Miré hacia el frente. – Sí, pero soy muy indecisa, quiero hacerme muchas cosas.

¿Cómo qué?

Me quedé callada – Me gustaría tatuarme el nombre de mi hermano – dije pensando en Bryan – Y hacerme un árbol de la vida.

Cuando decidas hacértelo, avísame, te llevaré donde me los hago.

Esta bien. Y también he pensado en teñirme el pelo de rosa o gris.

Esta vez fue él quien soltó una sonora carcajada. - ¿Lo estás diciendo en serio? – me miró fugazmente para después mirar de nuevo a la carretera.

Por supuesto, ¿no me crees? ¿Es que no me vería bien con ellos?

Me quedo con el rosa.

No había teñido mi pelo de rosa, pero sí me había hecho una mecha, cortesía de Gina. No tardé mucho en llamar a Brad para que me llevara a hacerme un tatuaje. No tuve necesidad de decirle que no le contara nada a Taylor porque sabía que él no lo hacía.

Me sentía nerviosa mientras ese hombre con tatuajes diseñaba el mío. Brad puso una mano en mi pierna y me sonrió. – Tranquila. Me estás poniendo nervioso.

Lo siento – mordí mi labio y dejé de mover la pierna. El hombre era muy amigo de Brad. Si él se había encargado de llenarle todo el cuerpo de tatuajes, era normal.

Bien chica, ¿cómo lo ves? – el hombre me enseñó mi tatuaje y sonreí.

Es perfecto.

El hombre, Harry, se levantó y nosotros lo imitamos. – Levántate la camiseta – lo hice y Harry puso el papel en mi costado. - ¿Lo quieres más hacia arriba? – me encontraba frente a un espejo.

Sí.

Entonces quítate el sujetador y quédate solo con la camiseta. – asentí. - ¿De tamaño lo ves bien?

Sí.

Me metí en el cuarto de baño y me quité el sujetador con manos temblorosas y cuando salí lo dejé al lado de mi bolso. Habían dicho que en el costado dolía mucho, ahora iba a comprobarlo.

Cuando estuve frente a Harry, levanté mi camiseta, no dejando que se viera el pecho, y el pegó el papel en mi piel y después lo separó, haciendo que el dibujo se quedara en mi piel. Me asomé de nuevo al espejo y le di el visto bueno para que empezara. Me mantuve quieta mientras Harry lo hacía y sentía la aguja en mi piel. Me sorprendí agarrando la mano de Brad y cerrando los ojos ante el dolor. Incluso a veces él tiraba de mi labio inferior porque me lo estaba mordiendo demasiado fuerte y sabía que iba a hacerme sangre pronto. Pregunté varias veces cuanto quedaba haciendo reír a ambos hombres.

Cuando terminó, solté la mano de Brad y me incorporé. Salté de la camilla y fui a verme al espejo. Sonreí. Dejé el tatuaje de Bryan para otro día porque no iba a soportar de nuevo la aguja sobre mi cuerpo ese día. Gracias a que Brad era cliente habitual, Harry me dejó el precio del tatuaje más barato.

¿Contenta? – me preguntó mientras caminábamos hacia el coche.

¡Si! – dije emocionada.

La mecha rosa y un tatuaje, buah, eres una rebelde sin causa – lo golpeé en el hombro.

No te burles.

¿Tengo que tener cuidado contigo de ahora en adelante? Esa mecha rosa que llevas ahí me da bastante miedo.

No pude evitar soltar una carcajada y sonrojarme mientras reía. – Cállate – lo empujé y metí mis manos en los bolsillos.

Todo es un recuerdo, por eso está en cursiva. 

Como conquistar a un chico / Disponible en DreameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora