Convivencia[I]

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El camino a Columbus fue de lo más pesado. Taylor iba con su padre en el coche y yo con el mío. El maletero y la parte de atrás estaban completamente llenas con maletas de ropa, mantas, comida, un botiquín – por si acaso – y muchas cosas más. Tantas que no sabía cómo íbamos a subirlas al cuarto piso.

Cuando me quise dar cuenta, estaba ayudando a Taylory a su padre a subir las cosas de este para después todos subir las mías. Cuando llegué al cuarto piso y entré en casa, solté la maleta que llevaba en el suelo. ¿Qué llevaba ahí? ¿Pesas de veinte kilos?

— No puedo más —murmuré.

— Solo subiste dos veces —dijo Taylor entrando detrás de mí con bolsas.

— ¿Te parece poco? ¿Qué llevas en la maleta? ¿Un cuerpo? —lo seguí.

Salimos de casa y empezamos a bajar las escaleras.

— Sí, soy forense en mi tiempo libre —dijo con humor.

No me quedó más remedio que reír ante su ocurrencia.

Cuando subimos todas las cosas, me senté en el sofá y Taylor no dudó en seguirme.

— Solo un día para empezar, ¿nerviosa? —me miró.

— Ahora mismo no. Sabrás cuando estoy nerviosa —Taylor sonrió.

— Bueno chicos, nosotros nos vamos antes de que se haga tarde —dijo Paul.

Taylor y yo nos levantamos. Abracé a papá y este me abrazó fuerte.

— Cuídate mucho, para cualquier cosa, nos llamas. Da igual la hora que sea.

— Está bien —sonreí y besé su mejilla. Después me despedí de Paul.

Cuando Taylor cerró la puerta me miró.

— Si no estuvieras aquí estaría saltando de un lado a otro ilusionada.

— Puedes hacerlo, me gustaría verlo —sonrió.

— Mejor me lo guardo. Es solo que no puedo creerme que esté en otra ciudad —me encogí de hombros mientras me dirigía por el pasillo a mi habitación, que era la segunda.

— Aun no entiendo por qué querías la segunda habitación, son las dos iguales —dijo.

Asomé la cabeza por la puerta y lo vi allí parado en la cocina.

— Porque si entran a robar o cualquier cosa, tu habitación es la primera en la que entran —Taylor se quedó mirándome y después soltó una carcajada—. Pongamos lo de la cocina.

Ambos estuvimos colocando la comida en los muebles y en el frigorífico. Después, me dediqué a poner la ropa en el armario. Me había traído algo de ropa de verano y de invierno. Dejé las mantas en una esquina y guardé la ropa interior. Cuando me di cuenta, ya había anochecido. Paré la canción que estaba sonando y abrí la puerta. Escuché ruido en la cocina y fui para ver a Taylor mirando en el congelador.

— ¿Te apetece pizza? —me preguntó.

— Sí.

Taylor sacó las pizzas de su envoltorio y las puso en el horno.

— He puesto el termo. Por si quieres ducharte —me miró y asentí y me metí en el cuarto de baño con mi pijama sintiéndome rara por toda esta situación.

No estaba acostumbrada a vivir con un chico, y si le sumábamos a eso que el chico era el confuso Taylor, mi crush, pues no sabía cómo sentirme. Recogí mi pelo en un moño y miré mi pijama gris de verano. Respiré hondo y salí del cuarto de baño. Arrugué la nariz cuando olí a quemado y después de dejar mi ropa en la habitación, fui a la cocina y vi a Taylor sacando las pizzas quemadas del horno. Cerré la puerta de la cocina para que no se llenara de humo las demás habitaciones. Abrí la ventana y vi a Taylor poniendo las pizzas en la encimera. Me quedé mirándolo.

Como conquistar a un chico / Disponible en DreameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora