Caminé junto a Stevie, ya que se había empeñado en acompañarme a casa. Habíamos estado toda la tarde fuera y ahora estaba oscureciendo. Stevie me hacía sentir cómoda y me hacía reír con las cosas que decía.
— Venga, no me digas que no ha habido roce —dijo refiriéndose a mi compañero de
piso. Negué con la cabeza mientras metía las manos en los bolsillos de mi chaqueta—. Es imposible. ¿Estás segura de que no es gay?
Reí. — No, no lo es. Creo. No lo sé —me encogí de hombros.
— ¿Vives con una chica y mantienes las distancias? Si la chica fuera fea, pues es normal —empujé a Stevie.
— No puedo gustarle a todo el mundo. Ya sabes, estoy un poco cansada de que los chicos se desmayen cuando me ven pasar.
Stevie soltó una carcajada. — Pensé que no lo habías notado. Veo que sí —me miró sonriente y le sonreí de vuelta.
— Bien —dije cuando giramos la esquina—, esta es mi calle, no tienes por qué...
— ¿Piensas que te acosaré si sé dónde vives? —me preguntó girando la esquina y empezando a andar—. Daré un rodeo y así te dejo en la puerta. ¿Qué clase de hombre sería si no lo hiciera?
Lo seguí sonriente. — ¿Echas de menos tu casa?
Me quedé un momento pensando – Sí, echo de menos el ruido, supongo. La comida de mi madre – ambos reímos.
— Irás en acción de gracias, ¿no?
— Sí —dije. Estaba deseando ir. Aunque alguien tendría que venir por nosotros, o coger el tren o algún autobús para volver a casa. – Tú también, ¿no? —Stevie asintió.
— Aunque yo voy a Tennessee en avión. No me imagino yendo en coche.
Reí. — Siempre me ha gustado viajar en coche —admití—. Ir a algún lugar de aventura, ver sitios... —me encogí de hombros.
— Lo haremos algún día.
Miré a lo lejos cuando nos acercamos al portal. ¿El que venía corriendo era Taylor?
— Bien, aquí es. Muchas gracias —paré frente al portal.
— No hay de qué —sonrió enseñándome su blanca dentadura—. Nos vemos mañana.
Stevie se acercó a mí y me dio un pequeño abrazo.
— Hasta mañana —le dije cuando él se despidió con la mano. Me había abrazado.
Muy poco tiempo, pero lo había hecho.
— ¿Y esa sonrisa? —escuché la voz de Taylor y me di cuenta de que este había puesto su mano bajo mi boca. Empujé su mano riendo.
— No estaba babeando.
— Claro que no, Stella —lo miré bien. Él llevaba una camiseta de tirantes y estaba sudando. Llevaba mi Ipod en su mano y aún un auricular puesto—. ¿Llevas llaves?
Saqué las llaves del bolso y entré antes de que Taylor cogiera una pulmonía.
— ¿Te has entretenido con mi música? —subí las escaleras detrás de él.
— Oh sí. Espero que no te moleste. No tenía mi Ipod cargado y vi el tuyo allí encima.
La verdad es que me has sorprendido —miró hacia atrás.
— ¿Por qué?
— Bueno, tienes a Justin Bieber y también a Nirvana. Es un poco contradictorio. O por ejemplo, tienes a Twenty One pilots y a Florenche and the machine.
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Como conquistar a un chico / Disponible en Dreame
Roman pour AdolescentsVerdaderamente pensaba que todo ese asunto del amor era una verdadera tontería. Odiaba a las parejas que se ponían en los bancos del parque y lo único que hacían era besarse. O las parejas que no decidían quien tenía que colgar primero, o a ese chic...