Capítulo 4

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El espectáculo de la noche había llegado a su fin. Tan pronto pude, me excusé y salí echando chispas de ese lugar. No deseaba seguir con ese absurdo juego del cual David me hacía participe. "Debería irme ahora mismo". Pensé cuando llegué a la suite. Si, eso debería hacer, irme ahora mismo, ya había cumplido con todos.

Me deshice de los zapatos altos, que ya empezaban a molestarme, la falda de mí vestido ahora tocaba más el suelo. Caminé hasta el closet y saqué la maleta e inmediatamente me dispuse a empacar mis cosas. Todos ahora estaban distraídos, con algo de suerte, podría desaparecer sin que lo notaran hasta que ya fuese demasiado tarde.

Unos golpes azotaron la puerta. Mi corazón saltó, podía imaginar quién era. Me detuve a pocos centímetros de la puerta y de nuevo golpearon, no se iría si no lo dejaba pasar. Ya sabía yo que, todo no podía resultar tan fácil. Con mano temblorosa abrí.

- ¿Por qué desapareciste?. - Preguntó David, parece irritado.

Mi ritmo cardíaco se aceleró más al verlo, "contrólate, Eileen". Me dije a mi misma.

- No soportaba un minuto más en ese lugar.

- Tuve que excusarte con mi madre y algunos conocidos.

Nuestro beso no había cambiado nada la actitud de David hacia mí, continuaba siendo frío e intimidante. Aunque intenté impedirle el acceso, fracasé. Cuando entró pude notar como su expresión se tensó, al ver la maleta y ropa sobre la cama.

- ¿Qué haces? - Preguntó mirando mi equipaje.

"Que pregunta más idiota". Pensé.

- Tan pronto recoja mis cosas, me largo. - Dije molesta.

Sabía que esta actitud de mí hacia él, podría hacerle enojar mucho más, pero ahora mismo siento una inmensa rabia con Evelyn y con el hombre que tengo en frente.

- Tú no te irás a ningún lado. - Anunció David.

Se acercó a la cama y empezó a sacar todo lo que ya estaba en la maleta.

- ¡Deja de hacer eso!. - Le dije, pero no pareció escucharme.

En unos segundos, deshizo la maleta y la arrojó de vuelta al closet. Ahora si estaba furiosa.

- No has comprendido absolutamente nada, Eileen.

Su mirada daba miedo, pero yo no era una cobarde y no empezaría hacerlo ahora.

- Claro que entiendo. Entiendo que estés molesto, entiendo tu rabia y decepción, entiendo que no es nada fácil de superar, pero no por ello debes descargar tu rabia y rencor conmigo. Aunque no lo creas, Evelyn también me mintió a mí.

Mi voz era fuerte y clara, estaba orgullosa por ello. Ya era hora de poner en cintura a este hombre, si no lo hacia en este momento, para luego sería demasiado tarde.

Una carcajada salió de su boca, pero su mirada seguía siendo igual de fría. Eso me descoloca, no logro entenderlo.

- Actúas muy bien o eres una completa ingenua. - Dijo David.

Poco a poco se fue acercando a mí, yo retrocedí tanto como fui capaz hasta que la puerta a mi espalda me hizo detener. Con una de sus manos tomó mi mentón, su agarre era algo fuerte y me lastimaba un poco e hizo que ladeara el rostro. Mi corazón empezó a acelerarse más, tal parecía que cuando lo tenia a escasos centímetros como en este momento, todo mi cuerpo se alarmaba. Me observó como si me estuviera evaluando.

- Actúas muy bien. - Dijo y podía sentir como su aliento chocaba en mi mejilla.

- Eres un imbécil. - Espeté.

BELLA TRAICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora