Capítulo 22

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Luchaba fervientemente por despertar y escapar de la somnolencia en la que me encontraba. Escuchaba voces, hombres hablando unos con otros, pero no lograba comprender lo que decían. La espesa oscuridad de nuevo me arrastraba a su morada y nuevamente sucumbía en ella. Así ocurrió un par de veces hasta que pude mantenerme despierta el tiempo suficiente para poder asimilar y analizar toda la situación.

¿Dónde estoy? ¿Qué pasó? ¿Qué hago aquí?. Fueron las primeras interrogantes que mi conciencia arrojó.

La incómoda posición en la que estaba lastimó mi cuello. Me encuentro sentada sobre una silla de metal. Mis manos y pies están atados a ella con ajustados tirrajes, que lastiman mis muñecas al intentar moverlas, mi boca a sido sellada con cinta adhesiva, tan exageradamente que estoy segura, me será imposible emitir cualquier tipo de sonido. Tardé un par de segundos en acostumbrarme a la iluminación del frío y tétrico lugar en el que desperté.

Con algo de dificultad mi cerebro fue reproduciendo los últimos acontecimientos que había registrado y almacenado.

"Viktor Sarkozy". Pensé.

Recordé aquellos horribles momentos que se desarrollaron en el apartamento de Harry y de nuevo el estrés, pánico e incertidumbre hicieron acto de presencia.

No tengo certeza de dónde me encuentro. El lugar es amplio y poco iluminado, grandes cajas de cartón, selladas con cinta, están distribuidas por varias partes, también hay unos tres automóviles negros y una camioneta estacionada cerca de la enorme puerta de hierro. Evalúe las posibles vías de escape pero solo visualizaba esa enorme puerta que me conduciría a quién sabe dónde y los grandes ventanales de vidrio, en lo alto de las paredes de concreto. Al no tener protección y ningún tipo de barrotes que obstaculice el acceso, mis problemas se reducen a poder llegar a ellas, romperlas sin ser detectada y escapar de mis captores. En pocas palabras lo que mi atolondrado cerebro propone es una hazaña estúpida, arriesgada, complicada pero sumamente necesaria.

No tengo idea de los planes que existen en la retorcida cabeza de de Viktor, pero de una sola cosa estoy segura y es que, en el momento que él consiga lo que busca, se deshará de la cargar para poder huir como la rata retorcida y sin escrúpulos que es. Así que no tengo otra opción que escapar en la primera oportunidad que se presente. Me aferro a la idea de creer que es posible, de pensar que tendré una nueva oportunidad de ver a mi familia y sobretodo de ver a David. No puedo permitirme ser débil ahora porque de lo contrario estaré acabada.

Aunque lucho por mantenerme serena, es inevitable que las lágrimas resbalen por las mejillas al recordar a mi amado David. Si tan solo hubiese confiado en sus palabras, si tan solo me hubiese quedado a escucharlo, hoy la historia fuese diferente, definitivamente el rumbo de los acontecimientos habría sido otro. Jamás había extrañado tanto a alguien como lo extraño y anhelo a él justo ahora. Siento que en mi pecho algo está roto, pese que el corazón late frenético mientras que el nudo en mi garganta amenaza con asfixiarme.

- Ya Despertó. - Habló un hombre y acto seguido mi pulso se disparó.

Busqué con la vista a la persona que había emitido aquellas palabras. Y allí estaba saliendo de detrás de uno de los autos, dos de los hombres que ya había visto. El desquiciado Cedrick, tiene una mirada tan oscura como su jefe.

- ¿Te encuentras bien?. - Preguntó Caleb, con una sonrisa diabólica en su rostro.

Es evidente que se burlan de mí estás dos sabandijas. ¿Cómo voy a estar bien, imbécil?.

- ¿Quieres agua u otra cosa?. - Preguntó el idiota agachándose frente a mí y colocando sus manos sobre mis piernas.

Lo observé con asco y repulsión pero él no se inmutó, no hizo más que reír. "Está demente". Pensé.

BELLA TRAICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora