Capítulo 18

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En cuanto las puertas volvieron abrirse, salí deprisa fuera del edificio residencial, entonces fui consciente de la lluvia que caía a cántaros y de cierta forma lo agradecí ya que las lágrimas que parecían no querer cesar se confundieron con las gotas de lluvia que empaparon mi rostro así como también toda la ropa.

Me detuve en la acera bajo la lluvia unos minutos. No tenía a donde ir y volver al penthause no era una opción. Lo que más deseo es alejarme tanto como pueda de David y sus mentiras, ya ni siquiera sé que creer y de lo único que tengo certeza es que no hay nada real en mi vida. La felicidad de los últimos meses se desvaneció en unos cuantos minutos.

Decidí caminar, y lo hice sin parar y sin prestar atención a nada a mi alrededor, mi cabeza está hecha un lío, no puedo sacar de mi mente las escenas de lo sucedido con David y esa infeliz de Jessica, mucho menos su cara de satisfacción al ver que por fin lo había descubierto todo.

Debí haber estado caminando por horas ya que mis pies empezaban a dolerme al tiempo que comencé a sentirme desorientada. La lluvia había cedido pero el velo de la oscura noche empezaba a cubrir la ciudad. Me encontraba totalmente mojada y eso, unido con los bajos grados de temperatura representaba otro problema porque el frío ya estaba calando mis huesos. Tomé asiento en una banca de madera cerca de mí y traté de calentar mis manos. En ese momento escuché el timbre de mi teléfono celular. Olvidé que lo traía en el bolsillo del abrigo.

Por un pequeño instante deseé que fuese David, pero envié al demonio ese deseo. Al ver la pantalla del móvil, el nombre que aparece es el de Harry Christensen. Dejé que repicara una y otra y otra vez hasta que dejó de sonar. A la cuarta llamada entrante de Harry, casi me obligué a responder.

- ¿Qué ocurre con ustedes?. David no atiende su teléfono y tú tampoco. - Habló Harry con tono exasperado. - Mi madre y Aly me están volviendo loco solo porque ustedes no se reportan. En fin, solo quería preguntarle a David si quiere que pase por él. Y Aly, desea saber si ya estás lista. - Dejó de hablar finalmente.

No tenía ánimos de nada y no es precisamente un buen momento para dar una buena excusa y cancelar todo. Ya no tenía sentido una despedida de soltera si no habría boda. Darme cuenta de esa realidad provocó que algunas lágrimas descendieran.

- Eileen, ¿Estás allí?. - Preguntó.

- Dile a tu familia que me disculpe, que no habrá ninguna celebración... Porque... - Mi voz se quebró antes de explicar la situación.

No pude seguir hablando.

- Eileen, ¿Qué sucede?. - Preguntó enseguida, se escucha preocupado.

- Tú ya lo sabias ¿no es así?. - Pregunté entre sollozos.

- ¿De qué hablas?. - Respondió serio.

- De Jessica y David.

- ¿Qué?. - Pareció sorprendido.

- No te hagas el desentendido. Era eso lo que sospechabas todo este tiempo, ¿cierto?.

- ¡Oh Eileen! No sé lo que ocurre, pero no te escuchas nada bien. ¿Donde estás?.

Miré a mi alrededor todo aquí está desolado húmedo y en penumbras, como un mal sueño. Y no sé con exactitud donde me encuentro.

- No sé exactamente. Creo que en algún lugar del Central Park oeste.

- Dime que ves a tu alrededor.

Comencé a dar puntos de referencia, con los cuales dudo que alguien pudiera guiarse.

- No te muevas de donde estás ¿me has entendido?. - Preguntó él.

- Harry, no necesito que vengas. Solo dile a Camilla y Aly que me disculpen. - Espeté y finalicé la llamada.

BELLA TRAICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora