Capítulo 22: El reencuentro

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Capítulo 22:

El reencuentro.

             Mi viaje por España tomó más tiempo del que pretendía, pero fue completamente exitoso y satisfactorio. Sin embargo, no pude volver a casa, llegó la fecha de la boda de Nathalie en París, así que me fui directo para el evento.

            Llegué a París en medio de un terrible aguacero. Para mi alegría Lowell, me fue a buscar en el elegante coche de mi tía.

              —¿Cómo ha estado todo por aquí, Lowell? —le pregunté.

            —Todo muy bien, señorita, aunque debo advertirle que todo en esta ciudad está colapsada, girando en torno a la gran boda —afirmó con complicidad.

             Sonreí. —Era de esperarse.

            Asintió. —¿Qué tal estuvo su viaje, señorita?

           —Excelente, toda una aventura.

            Llegamos a la mansión y enseguida la servidumbre tomó mi equipaje para ubicarlo en mi alcoba. Sentía que el tiempo, desde que me había ido de aquel primer destino, transcurrió rápido y lento al mismo tiempo.

          Busqué a mi tía por la mansión y no pude encontrarla, así que me dirigí a la academia, que a pesar de la lluvia torrencial, aún tenía luces encendidas.

           Bajé directo al teatro al escuchar la música que provenía de él. Una gran artista hacía magia sobre el escenario con los ojos cerrados, dejándose guiar maravillosamente por el sonido de la melodía.

           Me quedé a un lado, observándola, hasta que acabó la pieza y aplaudí enérgicamente. Inmediatamente, volteó hacia mí, con rostro asustado, hasta que me reconoció y su expresión pasó de sorpresa a alegría, entonces, corrió a darme un sudoroso abrazo.

 Inmediatamente, volteó hacia mí, con rostro asustado, hasta que me reconoció y su expresión pasó de sorpresa a alegría, entonces, corrió a darme un sudoroso abrazo

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             —También me da gusto verte, pero estás muy sudada, querida —sonreí.

           Marie rio, soltándome. —Lo siento, pero no sabes lo feliz que estoy de que hayas llegado.

            —Me hace muy feliz estar aquí de nuevo —afirmé—, por cierto, fue una pieza brillante la que interpretaste, no te había visto bailar así, eres grandiosa.

            —Gracias —suspiró, caminando al centro del escenario—, solo necesitaba desahogarme, cuando estoy aquí, escapo del mundo y entro en mí misma, ahora necesito eso con desespero —cerró fuerte los ojos por un momento y los abrió para sentarse en el suelo.

             Me senté junto a ella. —¿Qué va mal, Marie?

             Suspiró. —Pues, la boda tiene a Nathalie insoportable, y nos está volviendo a todos locos. Entonces no solo debo estar corriendo para ella, sin ayuda porque Shopie está dedicada de lleno a la academia; sino que también debo soportar a Scarlett presionándome día y noche para que ensaye hasta morir, pues la presentación de graduación de este año es una semana después de la boda.

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