Capítulo 5: El diario

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Capítulo 5:

El diario.

        La mañana pasó y no pude levantarme para el desayuno, la noche anterior realmente llegamos tarde, y cuando me acosté, empecé a revisar la libreta que había tomado del cuarto de mi madre, lo que provocó una ola de nostalgia en mi corazón que alejó de mí toda posibilidad de tener un sueño reparador.

          Aún tenía tanto que conocer de ese lugar, quería estar más tiempo con mi familia, pero realmente me sentía sola y extraña en aquella gran mansión, llena de pensamientos y recuerdos agridulces.

           Olivia tocó a mi puerta, sacándome de inmediato de mis ideas.

         —Señorita James, Lord Bellamy la llama, se encuentra abajo, sacaré su ropa para que se vista —me dijo Olivia entrando a la habitación.

          Corrió las cortinas, llenando el espacio de luz. Entrecerré mis ojos, acostumbrándome al día, suspiré un poco cansada de toda esta formal rutina, pero me puse de pie para prepararme.

         —¿Por qué tanto arreglo, Olivia? —me quejé, mientras me recogía un poco el cabello, dejando bucles sueltos.

        —No se queje, señorita, el Lord tiene visitas, así que he pensado que debe lucir aún más hermosa.

          Alcé una ceja dudosa de su afirmación, pero no discutí más. Olivia me colocó un vestido de color rosa claro, ceñido al cuerpo, que me llegaba a los pies, era de una tela hermosa, corrugada, una creación de Francesca Russo.

         Cuando bajé a la planta baja de la mansión, ella me guio hasta una de las salas. Mis ojos se abrieron ampliamente y mi corazón se aceleró, me quedé impactada al verlo, de pie frente a mí, pero a cierta distancia, estaba un hombre con un traje, alto, delgado, cabello oscuro y ojos amables, mirándome con admiración.

          Era Zachary, me apresuré hacia él y me recibió en sus brazos, estrechándome en ellos con suavidad, por un momento se borró de mi mente todo lo que había alrededor, hasta que noté que mi abuelo nos observaba desde el sofá, la vergüenza se apoderó de mi interior, bajé el rostro, separándome de Zac.

           Mi comportamiento había sido completamente inapropiado para el lugar y la sociedad en la que nos encontrábamos.

          —Abuelo, buenos días —saludé.

           —Buenos días, Kida, qué gusto que te unas a nosotros. Por favor toma asiento; Olivia, puedes servirnos al té ahora —ordenó él, descartando la escena que había presenciado.

           —Sí, señor —respondió ella y se retiró.

         Zachary y yo nos sentamos en la sala, mantuve mi vista en él, aún impresionada de que estuviese en la mansión, además estaba vestido con clase, elegante, como nunca antes lo había visto, lucía como un caballero.

          —¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunté.

           —Recibí tu carta, pensé que necesitabas un poco de apoyo —susurró—, además, debo admitir que te he extrañado en gran manera.

          —Solo he estado lejos durante una semana —sonreí.

           Negó. —7 días de soledad y pesar —exclamó con un tono de broma.

            Sonreí de nuevo. —De cualquier manera, me alegra que estés aquí, en serio —admití, intentando no sonrojarme.

           Su sorpresiva presencia era refrescante, y el sentimiento de que él no pudiese estar solo unos días separado de mí, causaba un cosquilleo abrazador en mi corazón.

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