Capítulo 24:
Roma.
—¡Esto es inaudito! —exclamé.
Hacía unos minutos había tirado, arrugada, al piso, una carta recién llegada de Zachary, y había salido de casa dando un portazo tras de mí, que dejó a Abby petrificada.
Ahora me encontraba frente al lago, hablando sola, sin parar, caminando de un lado a otro en un intento de desahogarme.
Cuando Zachary emprendió el viaje a Estados Unidos le di todo mi apoyo, incluso aunque tuvimos que tomar decisiones repentinas, no me importó. Sin embargo, jamás supuse que tendría que pasar tanto tiempo allá.
Había transcurrido cuatro meses desde que se fue, entendía que eran muchos asuntos legales que establecer, una vez aceptada la herencia, entró en el proceso de vender o dejar a cargo de segundos las propiedades a su cargo.
Allison estaba feliz de que las cosas salieran bien, pero en su corazón seguía existiendo un profundo temor de que le hicieran algún daño a Zachary, y de cierta forma, yo también lo sentía, solo estaríamos en paz cuando regresara a casa.
Ahora había llegado el momento de un evento muy especial, la boda de mi tío Austin y Francesca, y me parecía inconcebible de que él no asistiera conmigo, cuando ellos dos merecían todo nuestro apoyo. Incluso nos habían nombrado como padrinos.
Austin regresó tras acompañarlo dos meses, pero Zachary se quedó con el señor Roan, y ahora me había escrito que probablemente no regresaría a tiempo para la boda.
Necesitaba calmarme antes de responderle. Porque en el estado en el que estaba podría haber dicho o hecho algo de lo que después me arrepentiría. Eso es lo malo de las distancias, las cartas, jamás serán lo mismo que hablar cara a cara.
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La boda sería en Roma, mi padre y Rose viajaron conmigo. Mi abuelo nos recibió al llegar allá. Nos hospedamos en la finca que Austin compró, en su nuevo viñedo. Ahora, Francesca y él vivirían allá.
Me preocupaba un poco como se sentirían mis abuelos ahora que Austin finalmente dejaba su hogar, pero pienso que con tantos viajes él los estaba preparando para su ausencia.
Nuestras habitaciones nos esperaron con regalos para todos. En la mía había un conjunto de vestidos diseñados por Francesca, tenían una nota:
"Distribúyelos entre estos días elegantes.
Con amor, tu tía y amiga".
Esa noche tenían planeada una gran cena de compromiso, la familia de ambos novios asistió, fue un evento pequeño y muy elegante. Fui con Francesca a cada prueba de vestidos, una de esas tardes conocí su estudio. Era como una casa de dos plantas, con detalles florales por donde voltearas.
Frances tenía un excelente gusto para la decoración. El lugar era sencillo y elegante, nada comparado con la extravagancia de Madam Rousseau, pero precioso.
Llegamos a su taller, en la planta principal.
—¡Bienvenida al corazón de mi vida! —exclamó Frances con brillo en sus ojos, admirando el sitio—, pasa, cariño, toma asiento.
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Llévame Contigo
Historical FictionLa señorita Kida James, una joven de 19 años, lleva una vida tranquila en Wandsworth, Londres, en 1880. Inteligente, valiente y apasionada por la literatura y la pintura, Kida ha pasado gran parte de su vida comunicándose con seres queridos a través...