Capítulo 21: España

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Capítulo 21:

España.

              Viajamos con Najib y su padre hasta una ciudad del Tíbet, donde pudimos descansar y reabastecerse en civilización. Zachary fue revisado por doctores y ellos le ayudaron a sentirse mejor. Las secuelas de la enfermedad seguían afectándole.

            Finalmente, Najib y su padre nos acompañaron hasta el muelle, donde tomaríamos un barco de regreso.

            —¿Entonces, volverán a Londres? —me preguntó Najib

            —Zachary sí, regresará directo a Wandsworth, necesita volver a casa para recuperarse por completo. Además, no podemos regresar a casa al mismo tiempo —sonreí para mí misma, recordando la mentira que creía la sociedad respecto a nuestra ausencia.

             —¿Y a dónde irás?

            —A España, tengo una última parada antes de volver a casa.

            Zachary y Majid se acercaron a nosotros con las dos maletas en manos.

           —Bueno, espero que tengan un buen viaje. Fue un verdadero placer conocerlos y ayudarlos, considero que jamás había tratado con dos personas más valientes y decididas —nos dijo Najib, con una leve sonrisa.

            Di un paso al frente y lo abracé. —Gracias, Najib, si no fuese por ti jamás hubiese logrado llegar a mi meta, salvaste nuestras vidas, jamás podré pagarte todo —le dije.

             —Gracias a ti, por sacarme de mi burbuja al mundo con tu sueño fantasioso —bromeó.

              Sonreí y me aparté, Zachary fue el siguiente, le dio un fuerte apretón de manos y lo atrajo en un breve abrazo.

             —Amigo, eres inmortal, tienes mi respeto —afirmó Najib.

           Zac negó. —Gracias, gracias por todo, ni siquiera puedo expresar con palabras cuanto te agradezco.

             —No nos pongamos más melancólicos —dijo Najib.

            Zac sonrió, sacó un pedazo de papel doblado de su pantalón y lo colocó en la mano de Najib. —Estoy seguro de que nos volveremos a ver muy pronto —le dijo antes de apartarse.

             Majid fue el siguiente en despedirse, primero lo hizo de Zachary y luego se acercó a darme un breve abrazo.

              —Querida, Kida, linda señorita. Fue un honor conocerte. Espero que el resto de tu vida esté llena de preciosos momentos. Conoces mi dirección, no dudes en escribirme si algún día necesitas algo de mí.

            —Gracias, Majid, tienes una grandiosa familia, que te ama. Espero que tu amor por ellos, te ayude a darles lo que necesitan para ser felices, como mi madre lo hizo conmigo.

             Dejé esas palabras en su mente. Zachary y yo abordamos el enorme barco que nos esperaba. No había querido molestar a mi abuelo para nada de esta aventura. Sin embargo, pensando en lo afectados que quedamos después del tramo en la selva, decidí pedirle ayuda para volver a casa.

           Él me hizo llegar los medios para pagar nuestro regreso en barco, no más paradas, solo el océano nos llevaría directo a casa. Zachary y yo estuvimos juntos hasta cierto punto del camino, donde él tomó otra dirección.

            Llegué a Madrid a mediados de octubre. Había una última persona en este viaje a quien quería ver antes de volver.

             Me alojé en una posada cercana al teatro principal de Madrid, pasé un día recorriendo los alrededores repitiendo mentalmente como me presentaría. Afortunadamente, gracias a mi nana Abby, se me daba más fácil comprender el idioma local y defenderme un poco hablándolo.

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