Capítulo 15: La boda

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Capítulo 15:

La boda.

            Finalmente, llegó el lunes, cada vez menos días para la esperada boda, Valery debía tener listo su vestido pronto. Fuimos hasta donde la modista que estaba encargándose del de ella y el cortejo.

           Llegamos al lugar junto con las hermanas y sobrinas de Alexandre que conformarían el cortejo. Era una pintoresca casa de madera, pintada con tonos de crema. Todo el piso de arriba era un precioso taller de costura, impecable, adornado con muebles azules, algunas pinturas y esculturas en mármol.

          Esperamos en los cómodos y elegantes sofás, mientras cada una fue a medirse su vestido, incluida Valery. Un rato después salieron Vilha, Mila y Nadia, las hermanas más jóvenes, lucían sus vestidos color arena adornados con lazos rosa viejo en la cintura. Las gemelas, sobrinas de Alexandre, tenían vestidos con el mismo modelo, pero adecuados a sus tamaños, todo un cortejo de muñecas de porcelana.

         Valentina y Sasha, las hermanas mayores, salieron cada una con el vestido que habían mandado a hacer para el matrimonio, se pavonearon frente a nosotras mostrando su exceso de ego. Mía, también estaba allí, probándose su traje.

          De última, salió Valery, el vestido le quedaba precioso, aunque le faltaban detalles, era sencillo y romántico, de mangas largas, cubiertas de encajes, al igual que el resto de la tela; la parte de arriba iba ceñida hasta su cintura, donde comenzaba la amplia falda que caía hasta cubrir sus pies.

           —¿Qué les parece? —preguntó Valery.

          —Si tu contextura se viera más delgada, estoy segura de que luciría mejor —opinó Sasha, sin siquiera mirarla, estaba pasando las manos por su cintura frente al espejo, admirándose a sí misma.

           —Opino que incluso mi vestido es más llamativo que ese, todavía se ve muy... ordinario —comentó Valentina—, pero no está tan mal, pensando en que serás tu quien lo utilice.

            —Es bonito, corriente, supongo —dijo Mila, haciendo eco de las palabras de su hermana mayor—, está bien para ti.

          —Está bien —afirmó Vilha, encogiéndose de hombros.

         —Yo opino que te ves linda, Val —aseguró la pequeña Nadia, sonriendo, sin importarle las miradas de desaprobación que recibió del resto de sus hermanas.

           Mía observó fríamente a todas, tras lo que colocó sus manos en los hombros de Valery. —Así es, te ves preciosa —le dijo Mía—, solo hacen falta los detalles que te dijo la modista, ¿está bien, cariño?

          —Sí, Mía —contestó Valery, su rostro era de piedra, inexpresivo, bajó del pedestal frente al espejo y entró deprisa al salón de la modista.

           Mía entró a acompañarla, yo las seguí porque si me quedaba un minuto más junto a ese montón de víboras sin alma, algo malo ocurriría.

          —¿Mía? ¿Valery? —llamé al pasar a la pequeña recepción.

          —Pasa, Kida, Valery está adentro arreglando su vestido, siéntate.

          Mía estaba tomando pequeñas respiraciones, se dejó caer en el mueble y suspiró.

            —¿Estás bien, Mía?

           —Sí, solo me molesta que le hagan esto.

          —Siempre son así, ¿no?

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