Todo el fin de semana

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JungKook sacudió su pelo una vez más, bañarse con Seokjin había sido divertido, habían estado jugando con la espuma y los diferentes juguetitos, el menor suspiró sonriente ante los recuerdos de las cosquillas y los besos, rozó sus labios aumentando la sonrisa.

-¿Qué haces loco? -suspiró riéndose

Entró de nuevo a la casa y paseó por todo el salón buscando su ropa, al lado de la enorme librería había una puerta, la luz de la habitación estaba encendida atrayendo la atención de JungKook. El pelinegro asomó por el marco y vio a Seokjin planchando su ropa, el mayor tarareaba una canción que sonaba muy hogareña mientras miraba la ropa que planchaba con mucha delicadeza y dedicación.

-¿Qué haces hyung?

El mayor alzó la vista asustado por la repentina intromisión y descuidó la plancha un segundo provocando que su dedo se quemara, Seokjin emitió un grito agudo y soltó el electrodoméstico al segundo, el menor corrió hacia el mayor y cogió su mano con preocupación, hundió el dedo del castaño en su boca y lo chupó inundandolo de saliva, cogió la plancha con la mano libre y la apagó para que no sucediera ningún incidente más.

-JungKook ....
-Aish hyung, esto no tiene buena pinta -dijo preocupado después de sacar el dedo de su boca -Necesitamos crema para las quemaduras o te saldrá una roncha muy fea en el dedo
-Cre...creo que ten....tengo algo

Seokjin no podía evitar tartamudear, ver los labios de JungKook alrededor de su dedo era algo fascinante, la verdad es que no podía evitar sustituir su dedo por su pene, millones de escalofríos recorrieron su espalda de arriba a abajo.

-Hyung, por favor, deja de ser un pervertido y ayúdame

Seokjin asintió avergonzado, se levantó al instante y guió al menor hasta un armario en la cocina, lo abrió y sacó una caja bastante grande llena de medicamentos, JungKook cogió un tubo y comenzó a aplicar sobre la quemadura, Seokjin hizo ciertos gestos raros mientras el menor cubría su piel de crema, luego lo envolvió con un trozo de gasa y lo cerró con cinta.

-Eres muy bueno
-Soy muy torpe -rió JungKook

Seokjin no pudo evitar reír, el menor era adorable, agradeció la cura y volvió a ir al cuarto de la plancha, el pelinegro le siguió indignado por su despreocupación, le quitó la plancha de las manos y se negó rotundamente a que el mayor se acercara, JungKook comenzó a planchar con cara de dedicación.

-Me encantaría verte todas las mañanas semi desnudo haciendo conmigo las tareas de la casa

JungKook alzó una ceja por el comentario.

-¿Qué? No pensaras que lo ibas a hacer tú todo, soy un hombre hecho y derecho.... y me gusta hacer las tareas de la casa, sobre todo cocinar

El pelinegro continuó planchando con determinación bajo la atenta mirada del mayor, quien le daba consejos de vez en cuando para que el trabajo le fuera más sencillo. Al final de la mañana toda la ropa estaba planchada, el baño fregado, la cama hecha y el resto de la casa barrida.
Así fue como JungKook aprendió que a Seokjin le gustaba tener la casa limpia y era muy ordenado, todo lo contrario al típico estereotipo de solteron con la casa hecha un desastre.

-Si mi madre te conociera me diría "ya podrías aprender algo de él, jovencito"
-Si vivieras conmigo no tendrías que aprender -comentó el mayor -Ya me tendrías a mí

JungKook se rió como si eso fuera una broma, y de verdad creía que eso era, pero Seokjin lo decía en serio, no sabía cómo pero el pequeño había logrado algo que jamás nadie había hecho, él nunca había dormido acompañado, ni invitaba al desayuno a sus ligues, por no hacer, ni siquiera repetía polvo con la misma persona.

-Vístete JungKook

El menor se quedó congelado, sabía que en algún momento el castaño le pediría que se fuera pero no podía imaginar que sería después de aprovecharse de él para limpiar la casa, porque lo que eran los polvos...habían sido muy bien aceptados. JungKook se dirigió al dormitorio a paso ligero y firme, se vistió con su ropa recién planchanda y salió de allí con la intención de irse con la cabeza bien alta, pero Seokjin le frenó antes de que abriera la puerta.

-¿A dónde vas, JungKook?

El menor le miró extrañado por su pregunta, creía que era obvio, el castaño no pudo evitar reírse.

-Anda y termina de arreglarte en el baño

Entonces fue que le miró y observó que Seokjin se había vestido muy elegante, incluso se había maquillado, para él.

Cuando volvió al salón JungKook llevaba una línea en sus ojos que le hacía verse muy sexy, había tapado sus ojeras y sus labios brillaban sin que se vieran como cuando las chicas se echan gloss, en la sala encontró una mesa elegantemente vestida y a Seokjin con el mandil puesto y la sartén en la mano.

-Normalmente en las películas suele ser una cena romántica, pero como nosotros somos guays haremos la comida -sonrió orgulloso de su idea -Uy, qué vergüenza

El mayor llevó abochornado sus manos al mandil inmediatamente pero el pelinegro le frenó, sus dedos sujetaron los lazos de la espalda y los abrieron lentamente, luego retiró cada tirante de los hombros de Seokjin, le estaba desvistiendo tan sensualmente que pensaba que podría morir allí.

-Me encantaría volver a casa cada mañana y encontrarte desnudo cocinando la comida, con tan sólo este mandil cubriendo tu cuerpo

El susurro de JungKook había sido tan erótico y cerca del oído de Seokjin que este apostaría una fortuna a que pronto le saldría una erección, el menor dejó el mandil rosa con los bordes de encaje sobre la espalda de su silla y se sentó con tranquilidad.
Seokjin parpadeó confundido, algo raro acababa de pasar allí, él solía ser el pervertido que le sacaba los colores al menor y éste era el adorable que se sonrojaba, ¿en qué momento habían cambiado las tornas?

El mayor se sentó frente al pelinegro sin saber muy bien qué cara poner, su comentario le había dejado trastocado, además de que el menor continuaba mirándole con cara de "como te agaches, te la meto" y eso revolvió al castaño, quien en el fondo tenía ansias por volver a meter a JungKook en la cama.

Ambos comenzaron a comer lo que Seokjin había cocinado mientras.... Dios sabrá, porque JungKook no recuerda haberlo visto ni tampoco haberse alejado tanto tiempo de él.

-Joder -musitó el menor mientras el tenedor caía de sus dedos, Seokjin temió -Está de puta madre

El menor tapó su boca al instante por la palabrota que había dicho mientras su hambre e impresión se apoderaban de su boca, el mayor comenzó a reírse por lo poco que le había durado la postura sexual y había vuelto a ser adorablemente vergonzoso.

-Me alegro de que te guste, casi temía que te pusieras a vomitar por el suelo
-Sí, claro, con el trabajo que me ha costado barrer todo esto -dijo JungKook indignado -Además, esto está de muerte, hyung. Prometo devolverte el favor
-Créeme, me lo vas a devolver, te alimento con un objetivo, pequeña preciosidad

JungKook se sonrojó durante un segundo pero no se dejó achicar.

-¿Estás pensando otra vez en meterme en la cama? -sonrió -¿Tanta excitación te produzco?

El pie del menor se coló pierna arriba hasta llegar al muslo del castaño, el mayor tembló con anticipación, el pelinegro posó su pie sobre su entrepierna y presionó un poco con los dedos, Seokjin mordió su labio inferior mientras ponía los ojos en blanco, JungKook sonrió autosuficiente.

-Déjame comer, hyung -río seductor -Además, si no comes no tendrás energía y entonces no habrá nada que hacer
-¿Te quedarás el resto del fin de semana?
-Lo haré hyung -sonrió -Lo haré


La mejor resaca de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora