Capítulo 21: La cita.

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"Aunque el engaño sea detestable en otras actividades, su empleo en la guerra es laudable y glorioso, y el que vence a un enemigo por medio del engaño merece tantas alabanzas como el que lo logra por la fuerza"

Nicolás Maquiavelo


Logan y Rachel salieron del hotel y se dirigieron inmediatamente al aeropuerto, directo al hangar en donde habían almacenado el avión privado de Logan. Rachel carecía de palabras, desde la terrible noticia. Se hallaba ensimismada, aun no podía creer lo ocurrido. Le parecía una mentira lo que Logan le contaba. Para Rachel, era un golpe muy duro, ya que ellos habían formado una grandiosa amistad. Conmemoraba como Alex, estuvo intentando flirtear con ella el primer día, sin ningún tipo de éxito. Eso, la hizo sonreír un poco. Alex era testarudo, y lo intento no solo una, sino varias veces, todas igual de frustrantes para él. Terminó dándose por vencido y conformándose con la amistad que ella le ofreció. Rachel deseaba hablar con Julie, consolarla, quien sino ella para saber lo que significaba perder a un ser querido. Ella misma perdió a sus padres cuando tan solo tenía 12 años, en un fatal accidente de auto.

Rachel se hallaba sumida por completo en sus reflexiones, había estado así durante toda la mañana. Tanta era su abstracción, que ni siquiera notó cuando Rosa, la mucama de la suite golpeó. Y mucho menos notó; cuando Logan, con el mayor de los descaros le pidió que se retirara y que regresara más tarde. Logan en ese momento no pensaba más que en evitarle más contrariedades a la pobre de Rachel, y si bien era cierto que no sabía cómo Ángel había logrado entrar a la suite, era consiente que Rachel se alertaría al encontrar a otra mucama en la habitación. El prefería evitar cualquier tipo de sospecha.

El viaje duró cinco horas y media. Media hora más tardaron desde el aeropuerto a la mansión. -Rachel que gusto verte - saludó Marie. Se acercó a abrazarla y notó que su expresión era afligida y que sus ojos se encontraban tan desbordados como un día lluvioso. Marie colocó un gesto de comprensión -¿ya te enteraste cariño?- Rachel solo accedió -Te prepararé un baño caliente y una leche tibia con miel - Rachel torció la mueca en un amago de sonrisa y se encaminó a la habitación de Logan. Cuando apareció, él ya se encontraba en esta desempacando las maletas. Sintió lastima, ¿Cuánto habría pasado? ¿Por qué era sospechoso? Dios todo marchaba tan bien. Pero como dicen por ahí "en un jardín hay rosas y en estas, espinas". Debía recomponerse, era preciso que lo auxiliara, no era viable convertirse en una carga más para él. Pero primero, debía hablar con Julie.

-¿Logan? - su voz sonó más ronca de lo que esperaba.

El volteó a verla como continuamente lo hacía, como si ella fuera de cristal, de un cristal tan fino, que el menor viento conseguiría quebrarlo en mil pedazos. -¿Dime preciosa?

-Deseo conversar con Julie.

-Claro mi vida.... Mañana, hoy es imprescindible que reposes.

-No. Ansío verla hoy.

-Rachel ya es tarde - levanto su muñeca para ver la hora en su reloj y señaló de nuevo - muy tarde. - Empezó a despojarse de su ropa. Pretendía darse un baño y dormir, dormir, penetrar en ese mundo independiente, hermético, donde la felicidad es permitida, donde no existen los homicidas, donde sus principios, valen más que cualquier otra cosa en la vida. Solo le apetecía dormir.

-Tienes razón.... ¿Puedo llamarla? - Rachel no quería perturbar a Logan, su agotamiento era evidente, pero le urgía saber cómo se encontraba su amiga. Se frecuentaban desde hace ya bastante tiempo. Julie era quien había recomendado a Rachel para el empleo. Le rogó a Alex para que la ayudara. Se sentía un poco estúpida pidiéndole permiso a Logan para hacer una simple llamada, pero estaba resuelta a no causarle más dificultades.

Angel, el amor te destruyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora