Capítulo 10: Al acecho.

272 24 12
                                    

"No tengo quién oriente ni vigile mis pasos por entre el laberinto o me indique como salir cuando llegue el momento"

                                                                                                                                   Delirio de Laura Restrepo.

Días después de ser despedida, Ángel tuvo un leve vistazo de lo que a su parecer debía realizar. Un plan tan desproporcionado, descolocado y aberrante como su propia mente. Se encontraba en su casa analizando aquel sueño y pensando cómo podría dar principio a sus intenciones:

-El primer paso se encuentra zanjado – repasó. Este consistía, en adquirir la información personal de Logan, la cual ya poseía, dado a su arranque de locura de haces unos meses; y la cual protegía celosamente. Aquel papelito, contenía tan solo el teléfono y la dirección de Logan, pero para ella y sus planes lo eran todo. El segundo paso requería una investigación exhaustiva de información respecto a Logan, información personal, información privada: sus gustos, anhelos, amores, preferencias, amigos, en fin, antecedentes que la llevaran a conocer un poco más al hombre del cual se había enamorado y por el cual se encontraba en este momento delirante, (así ella no lo reconociera). El tercer paso, simplemente era un paso de "verificación", en donde Ángel tomaría la decisión de qué camino seguir en relación a su plan ya que el mismo poseía dos trazados: uno si logan la reconocía y otro si no lo hacía. Y el cuarto y último paso era proceder. Simple y conciso, principios básicos de la administración: planear, hacer, verificar y actuar. Cualquier proyecto, salía adelante con esta teoría, porque no un propósito de tipo "personal". Se encontró riéndose de ella misma por comparar la administración con sus planes de venganza, pero no lo podía evitar, era una buena profesional y ese había sido el éxito en sus antiguos trabajos, (el fracaso, siempre era su enfermedad).

Faltaban un par de semanas para que Logan retornara según lo que había dicho Judith. Debía ponerse en acción, convenía llevar a cabo el segundo paso. -¿Cómo actuaré, por donde empezaré?-se encontraba cavilando frente a ello cuando de repente sonó su celular, lo observó con rabia, no quería ser importunada por nadie en ese momento, reviso la pantalla y cuando advirtió el nombre de quien la llamaba precisó una excelente idea, así que contestó.

-¡Hola querido! ¿Cómo te encuentras, que milagro que me llames?

-¡Hey nena! Que efusiva te encuentras-Ángel escuchó como sonreía- llamé para saludarte y para saber cómo estabas, pero por lo que escucho te encuentras excelente.

Ángel soltó una carcajada – Si, la verdad me encuentro muy bien, ando trabajando en un proyecto personal y eso tiene mi mente ocupada y feliz, oye Alex ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué no pasas por mi casa un rato? Tomamos algo y hablamos, hace mucho que no platicamos y me haces mucha falta-

Alex sin ni siquiera pensárselo dos veces accedió a la invitación; pobre ingenuo, igual no se le puede culpar, actuó como cualquier hombre lo haría ante una clara invitación sexual , y mucho más si quien efectúa esa invitación es la mismísima diosa Afrodita en todo su esplendor. Conversaron un rato más y acordaron verse a las 17:00 Horas de ese mismo día. Cuando colgó, Ángel se retorció de la risa, pero no una risa de felicidad, era una risa malvada, de suficiencia, como suelen reírse las personas trastornadas -Alex siempre has sido un estúpido, igual a todos... bueno, pero no está mal, un poco de sexo a cambio de información, vale la pena-

Cuando Alex llego a casa de Ángel, ésta ya tenía todo preparado, así que casi sin ningún tipo de preámbulo se encontraron en su cama retozando por aproximadamente una hora. Después de esa demostración de "afecto" Alex ya era suyo –los hombres son tan predecibles- .

Angel, el amor te destruyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora