Angel, el amor te destruye

Capítulo 29: El respaldo.

"Todos los momentos de placer se hallan contrapesados por un grado igual de dolor o de tristeza."

Jonathan Swift.

Durante todo este tiempo; la investigación había avanzado de forma lenta. La mujer; principal sospechosa del crimen, continuaba sin dar señales de vida. Logrando con esta desaparición, prácticamente detener el avance de cualquier rastro o indicio que se hubiese obtenido.

Johnson logró comprobar, gracias a los videos de seguridad de la mansión del sr. King, que Ángel, efectivamente se adentró en la mansión. Esto dio una explicación, a la aparición de la corbata en el cuerpo del joven Alex. También, y gracias a la ayuda del Dr. Schiffer, pudieron determinar, el grado de la enfermedad de la mujer, y el nivel de peligrosidad que se podía esperar de ella. Teniendo en cuenta la etapa de "manía" (así la había llamado el Dr.) en la que se hallaba la asesina; era tan peligrosa para los demás, como para ella misma. Dado el hecho, de que su discernimiento entre lo real y lo imaginario, se encontraba cada vez más velado por su sed de venganza, y por algún tipo de alter ego que seguramente creó, con el fin, de justificar sus ataques. El Dr. Schiffer, había sido de gran ayuda para el caso, pero esto, no logró evitar que la mujer desapareciera. Por meses, intentaron localizar algún vestigio o traza, que los condujera a su paradero. Pero era como si la tierra misma, se la hubiese engullido. Vigilaron a su madre, esperando que la visitara o que se comunicara con ella, pero fue inútil. Su psiquiatra, estaba seguro de que la buscaría, era lo único que la conectaba con el mundo, y la amaba demasiado para abandonarla durante mucho tiempo, pero de eso ya hacía casi un año, y la mujer continuaba, completamente desaparecida.

Esa mañana, Frank se había descubierto a sí mismo, pensando no solo en el caso, sino prestando una especial atención a Logan King. Hacia un par de semanas que se había topado con él en las puertas de su compañía, y el estado en el que lo halló, era realmente deplorable. Su aspecto físico desmejorado, daba la impresión de encontrarse enfermizo. Frank lo saludó, y se atrevió a preguntar por su estado de ánimo, el cual parecía encontrarse peor que su apariencia. Logan le manifestó lo sucedido con Rachel. Por lo cual, Frank asumió que su condición, se debía su reciente rompimiento. Se compadeció de él, era evidente que su desconsuelo era profundo.

Se encontraba elaborando los reportes de sus casos, y recordando distintos sucesos, cuando alrededor del mediodía, recibió una llamada en su despacho.

-Detective Johnson- Este era su habitual saludo.

-Detective muy buenos días. Habla con Rachel Mccallister, no nos conocemos, pero trabajo para el sr. King.

Frank recordaba ese nombre, era la novia de Logan. -Buenos días Sra. ¿En qué le puedo colaborar?

-Detective, lamento importunarlo. Pero es imperativo para mí el poder hablar con usted. ¿Cree que podamos vernos el día de hoy?

Frank hacia un sonido con su garganta mientras daba una ojeada a su agenda. -Tengo tiempo después del almuerzo, a las dos de la tarde. ¿Le parece bien?

-Me parece perfecto. A esa hora estaré allí.

A la hora indicada, Rachel se encontraba descendiendo de su automóvil, y penetrando las instalaciones de la comisaria. Preguntó a la mujer policía que ocupaba siempre la recepción del lugar si el detective se encontraba disponible. Esta, le indicó el camino para hallarlo. Se encauzó hacia el lugar señalado, y al ingresar a un salón repleto de escritorios, vio al hombre que encabezaba la fila de mesas, sentado, con un aire pensativo. Lo reconoció de inmediato, ya que lo había visto de lejos un par de veces, cuando se acercaba a la empresa a hablar con Logan.

Por su parte, Frank, no tenía la misma fortuna. No la había visto jamás. Pero al observarla caminar, con su vestido de falda entubada color crema, sus stiletos de 15 centímetros a juego y su aire elegante, supo de quien se trataba, y entendió la angustia de Logan. "Es una mujer esplendida" pensó. También ayudó a reconocerla, el hecho de que fuese flanqueada por sus guardaespaldas; no era muy común ver a alguien de ese talante, en aquel lugar. Se levantó de su asiento rápidamente y se encaminó para darle encuentro a la mitad del recorrido. - Usted debe ser la Srta. Rachel Mcallister. Mucho gusto.