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¿Las personas saben a qué se atienen cuando se sumergen en algo o alguien desconocido?

Aún espero la respuesta. La espero, no la busco, esperar es horrible, pero es más fácil que buscar.

Cuando conocí a Fredd, a mis diez años, hubo una conexión increíble. Éramos vecinos. Recuerdo muy bien ese domingo soleado, tipo cuatro de la tarde, la temperatura ya bajaba y yo aún sentía que mi cuerpo ardía del calor, pero cuando lo vi... tan inmutable, sereno y sonriente, simplemente mi cuerpo se refrescó. Era muy niña, pero siempre, ¡siempre! He sido de detallar momentos y ese jamás lo olvidaría.

La sogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora