los Quince Años

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Llegó el día en que el pequeño sirenito cumplió quince años.

"Hoy subirás a la superficie del agua – le dijo su abuela, te arreglaré como a tus hermanos, le puso una corona de estrellas de mar y algas (simulando una corona de laurel) luego le amarró a la cola ocho enromes ostras para hacer alarde de su gran familia. Una vez estando listo se despidió de sus hermanos, su abuela y su papá.

                                                                                                                                                      "Hasta luego" – dijo mientras se alejaba y liviano como una burbuja de jabón, cruzó el agua.

Cuando su cabeza salió del mar, el sol acababa de ponerse; las nubes resplandecían aún como rosas de oro, el aire era suave y puro, y el mar, tranquilo. A unos metros del sirenito se encontraba un barco que sólo tenía una vela extendida debido a la calma del mar; los marineros de este buque se encontraban sentados en cubierta. La música y los cantos sonaban continuamente, y debido a que se aproximaba la noche el barco fue iluminado con cien lámparas de varios colores colgadas de las cuerdas. El sirenito nadó hasta la ventana de la cámara, y cada vez que el agua lo levantaba observaba por los ventanales a muchos sujetos excelentemente vestidos. El más gallardo entre ellos era un joven príncipe de larga cabellera negra, de unos dieciséis años de edad, y debido a que ese día cumplía años, se realizaba aquel festejo.

Los marineros bailoteaban en la cubierta, y en el momento en el que el príncipe se apareció ante ellos cien cohetes se elevaron diseminando una luz tan clara como la del día. El sirenito se espantó y se sumergió en el agua; pero luego de unos segundos volvió, y entonces todas las estrellas del firmamento parecieron rociarlo. Jamás había visto fuegos pirotécnicos: enormes soles giraban, pescados de fuego entrecortaban el viento, y todo el mar, puro y tranquilo, resplandecía. En el barco era posible ver todas las cuerdas, y mucho mejor a los marineros. ¡Ooh qué bello es el príncipe! Estrechaba la mano a todos, conversaba y reía, mientras la música enviaba a la noche sus melodiosos ritmos.

El SirentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora