La Estancia en el Castillo

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El sol aún no había salido cuando vio el castillo del príncipe. Se sentó en la playa, y tomó el brebaje. Sintió como si una espada muy cortante le hubiese traspasado el cuerpo al beberlo. Se desfalleció y quedó como muerto. El sol resplandecía sobre el mar cuando despertó, sintiendo un dolor penetrante. Frente a él se encontraba el encantador príncipe quien lo contemplaba con sus bellos ojos oscuros. El sirenito bajó su mirada y vio que sus aletas habían sido suplidas por pies humanos. El príncipe le preguntó cómo se llamaba y en dónde vivía; el sirenito lo miró con ternura, y no pudo expresar palabra alguna. El príncipe lo tomó de la mano y lo llevó al castillo. Cada paso que el sirenito daba, como lo había dicho el hechicero, le provocaba horribles dolencias. No obstante, apoyado en el brazo del príncipe, subió la escalinata de mármol, ágil como una burbuja, y todos en la corte elogiaron su gracia al caminar. Lo vistieron con ropa de seda y muselina. El sirenito proseguía mudo. Los músicos de la corte cantaban frente al príncipe las proezas de sus antecesores; cantaban bien, y el príncipe les aplaudía contemplando al sirenito.

"¡Si se enterara – pensó el sirenito – que por él he entregado una voz mejor que esas que le cantan...!"

Luego del canto llegaron los bufones realizando un baile gracioso al ritmo de una música fascinante. Sin embargo, cuando el sirenito comenzó a bailar alzando sus blancos brazos y manteniéndose sobre la punta de los pies sin casi tocar el piso, mientras sus ojos hablaban al corazón mucho mejor que el canto de los músicos, todos en la corte se asombraron; el príncipe tan maravillado y cautivado dijo que jamás se apartaría de él; y consistió que durmiera junto a su puerta en un cojín de terciopelo. Nadie se había enterado de los dolores que el sirenito había tolerado al bailar, éste sin importarle se reconfortaba al saber que se encontraba con su príncipe, esperando tener la oportunidad de que su príncipe lo amara en cuerpo y alma eternamente.

El SirentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora