Prólogo.

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-Paula, estás bien, por dios -suspira Natalia una vez más, observando a su amiga a través del espejo.

Ya es un buen rato en el que ésta última insiste en la obviedad de sus palabras, evitando cualquier opinión contrariada por parte de su amiga, sin embargo, ella no puede creerse aquellas palabras que todos le repiten, tampoco quiere.

-Son y veinte, tenemos que estar a y media, chicas -avisa Ariadna, desde el marco de la puerta, ahora ya vestida por su bikini color azul y un vestido blanco ceñido a su cuerpo.

Ambas giran la vista a ella, asintiendo.

Paula observa por última vez su reflejo - un cuerpo vestido por un bikini color salmón - denegando cualquier palabra de sus amigas en contra de su pensamiento.

Ella no está bien, no lo suficiente bien como para gustarse.

-Ahora voy -suspira, despegando la mirada del espejo, tal vez, con un movimiento demasiado brusco- Darme cinco minutos.

Tanto Natalia como Ariadna, presencian su último movimiento, mirándose preocupadas. Ambas son conscientes del trastorno que comienza a experimentar su amiga y saben, que por mucho que intenten ayudarla, ellas no son las correctas.

Solo quien se lo causó, puede quitárselo.

Y a pesar de todas las palabras que le quieren soltar para que vuelva a ser la misma, se callan.
Callan todo aquello que a Paula, por mucho que se lo repitan, no le afectará en su manera de pensar.

-No tardes -dice Natalia, levantándose de la cama en la que ya llevaba un buen rato sentada, intentando convencer a su amiga, Paula, de por una tarde divertirse en la piscina. Tanto a ella como a Ariadna le había parecido conveniente, ya que hacia tiempo que su amiga no salía de casa.

Se le estaba escapando de las manos.

Paula asiente, no de muy buena gana, sabiendo que al lugar al que va no será bien recibida, ni por sus antiguos amigos ni por las demás personas que aun no conoce.
Este último mes todo ha cambiado.

¿Cómo les puedo caer bien, siendo así?

Piensa, ajena a sus amigas, entre tantas palabras qué nadan en el aire en medio de tanto silencio, las cuales nadie se atreve a decir, mientras se dirige a su armario a por un vestido que pueda disimular esas inexistentes curvas que adornan su cuerpo y que ella detesta de tal manera.

-Te esperamos abajo -le dice, esta vez Ariadna, sonriendo y dándose cuenta del humor de esta tarde que trae su amiga, el que ahora parece convertirse en algo habitual.

Un asentimiento más por parte de Paula y sus dos amigas salen de la habitación, dejándola sola y hundida entre tantos pensamientos sobre inexistentes y inimaginables defectos.

¿Qué más podrían hacer sus amigas?

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¡Muy buenas, capituleras!

Esta es una de mis nuevas novelas, aunque esta, en especial, no es nueva sino que está reformada, pero bueno xdd.

Quiero deciros que el prólogo he decidido escribirlo en tercera persona porque me parecía más apropiado, quizás así lo entendáis un poco mejor.
Pero los próximos y siguientes capítulos ya estarán narrados en primera persona.

Bien, segundo, el primer tema que se os viene a la cabeza cuando leéis el prólogo es la "anorexia", ¿verdad?

Os informo de que en esta novela ese no será el tema principal, os lo creáis o no, comienzan a hartarme ese tipo de novelas.

El caso, es que necesitaba un tema así para darle comienzo a la novela. Más tarde lo entenderéis.

¡Bueno, besitos sin sabor y con muchas letras para tod@s! #MiMomentoYuya

- Nne.

Finjamos ser algo. #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora