Ariadna.
—No es un error —murmura.
Mis dientes tratan de agarrar con ansiedad los temblores que mi labio inferior efectúa, observando y delirando la imagen de Daniel frente a mí.
Su aliento recae en mi respiración, y ambos se conforman atendiendo a los pálpitos que bombea mi corazón. Bajo la sombra de sus intenciones, agazapada y con ceguez en mi mente, me encuentro.
Sus manos apresan mi cintura en el reducido espacio de este cuarto —el cual guarda productos de limpieza procedentes del presupuesto del instituto—, la distancia entre ambos deniega mis súplicas de pulso y atrae mi cuerpo contra el de Daniel, causando la agitada danza de mi pecho impactar contra su propio corazón.
En apenas segundos, momentos, instantes, el roce acude a nuestros labios y asciende a mis mejillas, efectuando leves y sencillas caricias que logran librarme de una mínima parte de sensibilidad en mi mente. Tan sólo, alcanzo sus labios y saboreo cada sensación que él mismo me transmite.
—Ari —me llama, posando su frente sobre la mía y dejando su mirada escondida bajo sus párpados. La ausencia de respiración nubla mi vista y me dejo caer sobre su cuerpo, rendida a él.
—¿Esto está bien? —cuestiono y siento la pesadez en mis labios, el ardor también.
Soy consciente de lo que ocurrió este fin de semana, también de lo que eso podrá conllevar al futuro. La realidad que Daniel le escupió a Kathy resultó ser lo peor que podría haber hecho y él mismo lo asumió. Los sentimientos de ella se habían extendido demasiado y él optó por sincerarse, posicionarse en sus emociones, lo que causó que Kathy terminara derramando las lágrimas que luego se escaparon junto a ella.
Temo que eso pueda perjudicarnos a ambos.
—Supongo, ¿no? —Su voz recae en mí de manera ligera.
Me evado de la culpabilidad que me acecha desde la distancia y alcanzo de nuevo los labios de Dani, causando en él una leve y fresca sonrisa. Permanecemos unidos por más tiempo, regalándonos a nosotros mismos el uno al otro y inspeccionando aquello que los dos ansiamos, besarnos. Nuestros labios danzan sin compases, ni pulsos, sin medida de latidos. Ambos desentendidos y acaparadores, entre ficción y mordisco.
—Todo estará bien —le prometo en un surruro, huyendo de sus besos y escondiéndome en su pecho, ante cualquier ataque que pueda enfrentarnos a partir de ahora. Yo también debo convencerme de que esto irá bien.
(…)
"Si, claro, supongo. Ahí estaré."
Bloqueo el móvil, deslizándolo en el bolsillo trasero de mis vaqueros y me encamino al hall principal, donde encuentro mi abrigo color verde. Tardo un par de minutos en abrigarme y coger las llaves en el cuenco que reposa en el mueble. Éste se encuentra vacío, por lo que descubro que Natalia ha salido más temprano de lo habitual. Al mediodía tan sólo estábamos ella y yo, pues mi madre y Marcos tuvieron algunos percances respecto a sus respectivos trabajos. Un alumno con las hormonas revueltas y unos padres con cargos sobre la educación que dicta el instituto bastó para retener a mi madre un rato más sin descanso. Una comida imprevista fue lo que surgió en el caso de mi padrastro, propuesta por un hombre interesado en formar parte del negocio y poder ampliar las espectativas de la cafetería de Marcos.
Al principio, creí que ambas —Natalia y yo— nos mantendríamos ajenas y en absoluto silencio, sin embargo, entre los múltiples bocados de La lasaña logramos mediar alguna que otra oración. Ninguna perjudicial en cuanto a nuestros egos, en realidad, amenas y simpáticas, lo que me alegra. Resulta gratificante no temer volver a casa por miedo a algún nuevo conflicto con ella. Y quizá no podremos retomar nuestra amistad, ambas conocemos los motivos y somos conscientes de la secuelas que todo lo ocurrido ha dejado en las dos, no obstante, retirando tales sucesos a un lado, mejorar al menos lo que compartimos deduzco que también podrá sanarnos a nosotras mismas y hacernos capaces de poder soltar un lo siento sin peso en nuestro corazón.
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Finjamos ser algo. #Wattys2016
Roman d'amour¿Ángeles? Hay muchos. ¿Yo? Oh, no hay nadie como yo. Orgullosa, egocéntrica, manipuladora. Un chica viviendo entre dolores incurables, recuerdos imborrables y suspicaces ideas que tal vez, sólo tal vez, podrán impedir un nuevo hecho que pueda destru...