Era lo que quería creerme.

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"Ariadna, joder, me ha dejado." —leo en la pantalla de mi móvil, desviando por ratos la mirada hacia la calle para asegurarme de que no me chocaré con mis propios pies al caminar.

Lo releo un par de veces más, y aunque al principio me alegro por haber tenido razón en mis predicciones, todo el sentimiento de victoria se desvanece al percatarme del seguramente estado de mi mejor amigo.

Alzo la mirada, observando a un par de personas que caminan en sentido contrario a mí, por lo que me aparto a un lado, dejándolos pasar sin dificultad, para luego seguir avanzando y volviendo a desviar la mirada a la pantalla de mi móvil.

Alex y Natalia apenas llevaban un escaso mes, sin embargo, conociendo a mi amigo como lo conozco, intuyo que él ya ha sentido algo más por ella de lo que él considera el límite. Y me da miedo que esto pueda derrumbarlo y que ahora pueda estar llorando, algo que sé que nunca hará ante mis ojos y tampoco alardeará, pero aun así lo sufrirá del mismo modo.

Aprieto el móvil con más fuerza, mordiéndome el labio inferior sin saber que contestarle.

¿Y si la cago?

Observo su ultima conexión de hace tres minutos, exactos que hace que me envió el mensaje, y suspiro intentando buscar alguna respuesta rápida.

"¿Dónde estás?" —escribo y antes de pensarlo mi dedo ya ha pulsado el símbolo de enviar.

Alzo de inmediato la mirada, como si así pudiera huir de tal situación y olvidarme de que mi mejor amigo ha sido utilizado por mi anterior mejor amiga. Trato de asimilarlo todo a un mismo tiempo, y me sorprendo a mí misma cuando encuentro varios pensamientos en contra de Natalia naufragando en mi mente.

Todo ha cambiado, incluida ella y yo, sin embargo, nunca perdí la esperanza de que los recuerdos o quizás lo que algún día fue Natalia estuviera aun en su interior y no fuera como tantos rumores se filtraban entre los alumnos del instituto.

Tal vez era eso lo que yo quería creerme y dejar de lado los pensamientos que me advertían de sus nuevas facetas. Puede que todo lo que decía a Alex sea real, sin embargo, me hubiera aliviado si en verdad mis consejos fueran erróneos.

Pero me equivoqué.

El sonido de mi móvil, indicando que me ha llegado un nuevo mensaje, hace que vuelva la vista a la pantalla , encontrándome con la respuesta de Alex a mi anterior mensaje.

"En casa." —leo en voz baja, mientras intento caminar un poco más lento al divisar un paso de peatones a escasos metros, el cual debo cruzar si quiero llegar a casa de mi amigo.

"En cinco minutos me tienes ahí" —le envío con rapidez, para luego bloquear el móvil y mirar al frente, encontrándome ya ante el paso de peatones.

Freno mi paso y observo el semáforo que ahora está en rojo para los peatones, por lo que resoplo, volviendo la vista a la multitud de coches que pasan frente a mí a toda velocidad.

Aprieto el móvil entre mis manos, con nervios, y cuando estoy por saltarme el semáforo y comenzar a andar entre los coches, éste se vuelve verde e inmediatamente comienzo a caminar de nuevo hasta la otra acera junto a un buen grupo de personas.

Sigo la calle que me conduce hasta la casa de mi amigo, avanzando con rapidez, sin embargo, el grito de una voz lejana hace que me detenga y me voltee alarmada.

—¡Ariadna!

Suelto un suspiro de alivio al encontrarme a Marcos sujetando la puerta del bar en el que trabaja, mientras me mira sonriendo.

Finjamos ser algo. #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora