Una semana más tarde.
Ariadna.—¡Dani, venga! —inmediatamente comienzo a caminar en dirección contraria, tratando de no estallar en risas— Que llegamos tarde.
—Ya... -sus labios vuelven a ensancharse y sus manos acuden de nuevo a sus rodillas, rompiendo una vez en carcajadas— No puedo.
Niego con la cabeza deteniendo mi paso y cruzo ambos mis dos brazos, observándolo y alzando una ceja.
—Eres imbécil.
El eco de sus risas resuena en el pasillo y cuando creo que ha logrado calmarse, sus pulmones cargan una nueva bocanada de aire y sus labios sueltan una carcajada más, esta vez menos densa.
Efectúo un paso en su dirección y continúo mirándolo.
Durante toda esta semana, nuestra relación ha evolucionado por hora y día, reconfortándonos mutuamente con una dosis en aumento de confianza y simpleza. Ahora creo conocerlo un poco más y sé que no requiero pronunciar alguna de mis facetas, porque comportándome tal como soy, puedo gustarle. En cada momento que hemos pasado a lo largo de este tiempo, ha demostrado que estoy en lo cierto.
—Daniel —frunzo mis labios.
Reúno todos mis sentidos para evitar estirar mis labios, para no sonreír y dejar envaucarme a mí misma de que en algún momento podré dejar de mirarlo como lo miro. Sin embargo, solo basta con que su risa se cuele en mis oídos, sea interpretada por mi cuerpo causando un temoroso escalofrío y mi garganta escupa un suspiro que obliga a ensachar mis labios, después de haber sufrido unas pequeñas cosquillas en mi estómago.
—Está... —articula, elevando su cabeza— Está bien. —Lleva su mano izquierda a su cabello con mayor volumen y lo acaricia, ordenando los pequeños mechones que habían retornado a su estado natural. Hoy lleva gomina.— Ya pasó, estoy calmado.
Su cuerpo se contrae y entreabre sus labios, dejando escapar un suspiro pesado. Unos segundos después se encuentra caminando hasta mi posición, con un deje de sonrisa en su rostro.
—Por tu culpa tendré que cargar con una reprimenda del profesor de Biología —lo acuso, golpeándolo con una de mis manos en su abdomen. Y ambos comenzamos a caminar.
—Has sido tú la que me ha hecho reír —se excusa y alza ambas cejas, reflejando a su vez una pizca de indignación en su expresión.
—Tan sólo respondí a lo que me preguntaste —me enconjo de hombros y danzo mi cabeza en vaivén, esbozando una nueva sonrisa.
—No iba a resistirme a saber lo que ocurrió ayer cuando me fui —me mira por un segundo y luego desvía la mirada al fondo del pasillo, donde se encuentra el aula en el cual en estos mismos instantes deberíamos estar escuchando al profesor.
—Creeme, que hiciste bien en irte —contesto y alzo una de mis manos hasta el asa de mi mochila, sosteniéndola en el aire y luego volviendo a reposarla sobre mi hombro.
Rueda los ojos, hinflando sus mejillas, y cuando ambos nos encontramos frente a la puerta del aula de Biología, dirije su mirada a mí.
—¿Es obligatorio que hoy asistamos a clases? —ennarca una ceja, y me río internamente por las pequeñas arrugas que se forman en su frente y qué hacen que sus ojos pierdan tamaño. Realmente lo hacen adorable.
—Sí —respondo con obviedad.
—¿De verdad? —cuestiona de nuevo y mi corazón da un vuelco cuando siento su mano aproximarse a mi hombro.
![](https://img.wattpad.com/cover/48822552-288-k732088.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Finjamos ser algo. #Wattys2016
Romance¿Ángeles? Hay muchos. ¿Yo? Oh, no hay nadie como yo. Orgullosa, egocéntrica, manipuladora. Un chica viviendo entre dolores incurables, recuerdos imborrables y suspicaces ideas que tal vez, sólo tal vez, podrán impedir un nuevo hecho que pueda destru...