—No he hablado con él desde ayer por la mañana —le respondo, acomodando la mochila sobre mis hombros, mientras camino al lado de mi amiga- No sé.
—Ah bueno, estará ocupado —me dice Angie, desviando la mirada hasta el instituto que apenas está ya a unos pasos de nosotras.
—Tampoco es que me importe mucho —confieso, despreocupada, a lo que mi amiga vuelve la mirada a mí, frunciendo el ceño— ¿Qué?
—Eso debería preguntartelo yo —sonríe, sarcástica, mientras me sigue mirando— Es tu novio.
—Lo sé... —bufo, desacelerando mi paso para poder cruzar el paso de peatones— Pero... —suspiro— Creo que he perdido la ilusión.
Oigo otro suspiro por parte de mi amiga, y cuando me vuelvo a mirarla, me percato de que ella ya no está mirándome. Sin embargo, no le tomo importancia.
Apenas han pasado un par de semanas desde que salgo con Alex, y honestamente, al principio nuestra relación parecía poder llegar a ser un poco más larga, sin embargo, ahora, tan sólo me parece uno más.
Jamás he querido crear falsas ilusiones a nadie, a pesar de que no las siento y no me parecen necesarias para comenzar una relación, tampoco he llegado a sentir de verdad como para arriesgarme a que me pueda llegar a gustar algún chico.
Todos son monos, y en ocasiones sus labios son buenos apoyos en los que desahogarme.
Tampoco es que me interese demasiado la reacción de Alex al ser rechazado por mí, por lo que, camino sin nervios hacia la puerta del instituto, manteniendo mi nueva sonrisa de hoy, olvidando la fingida del día de ayer.
Llegamos hasta la otra acera, tras pasar el paso de peatones que aun sigue accesible por personas mientras el semáforo siga rojo, y vuelvo a acelerar el paso junto a mi amiga para llegar hasta la entrada.
Sin embargo, cuando vuelvo la mirada hacia Alba, no es su expresión de preocupación la que me sorprende, sino el coche color negro que está estacionado frente a la puerta del instituto, y que además, comparte un gran parecido con el coche de mi padre.
Es el coche de tu padre, me dice mi neurona más inteligente que ya parece haberse despertado del día de ayer.
—Tía, ¿ese no es tu padre? —me pregunta mi amiga, titubeando entre palabra y palabra, tal vez, compartiendo mis mismas suposiones sobre si de verdad está en lo cierto.
Asiento, lentamente, aun sin saber a ciencia cierta si de verdad aquel coche pertenece a mi padre, sin embargo, cuando un hombre trajeado sale de su interior, me permito soltar un bufido, en señal de derrota.
Mi padre.
Sin pensarlo, comienzo a andar en su dirección, harta de furia, esquivando a los alumnos que intentan entrar al instituto.
—¿Qué coño haces aquí? —le suelto, cruzándome de brazos, cuando llego hasta su posición.
Lo observo soltar un suspiro cuando me oye, y unos segundos después, se decide a mirarme, adoptando una expresión mucho más relajada de lo que pensaba que sería.
—¿Dónde has dormido? —me pregunta, subiendo el escalón de la acera para tenerme a la misma altura.
Las piernas largas son por parte de mi madre, me recuerdo, como también la mayoría de cosas buenas que poseo.
Sin embargo, cuando siento escozor en los ojos a causa de la mención de mi madre, me obligo a borrar todo pensamiento relacionado con eso.
—No te importa —le reprendo, aferrando mis brazos con más fuerza a mi pecho— ¿Qué quieres?
—Estaba preocupado por ti —confiesa, agachando la mirada, palabras que no logro creer.
—¿Ahora lo estás? —elevo una ceja, retándole, a lo que él finge mirar su reloj, sabiendo que llevo la razón.
Oh, me olvidaba, el orgullo lo he heredado de él.
—Natalia, no tiene sentido que estemos así —murmura tras unos segundos, acompañado de un sonoro suspiro, mientras se pasa una mano por su pelo engominado, tal vez nervioso.
—Oh —finjo reírme, aflojando mis brazos y apartando la mirada de él— ¿Así como, papá?
La garganta me escuece cuando pronuncio la última palabra.
Hacía tiempo que no lo llamaba así, y aunque lo haya dicho de forma sarcástica, todo cuenta, y eso, cuenta demás.
—No seas así, hija —me mira, y por un momento llega a convencerme con su mirada, pero no acaba consiguiéndolo.
—Ajá —asiento, poniendo los ojos en blanco, decidida a irme de esta situación, sintiendo que de verdad mi padre ha cambiado. Más de lo que yo pensaba.
Me volteo, dándole la espalda, y comienzo a caminar de nuevo hacia mi amiga que me mira con el ceño fruncido.
Ya apenas quedan alumnos fuera de instituto, por lo que cuando oigo gritar mi nombre, sé que es mi padre.
—¡Natalia!
Lo ignoro, y cuando llego hasta donde se encuentra Alba, le dedico una mirada, indicándole el instituto, por lo que ambas nos encaminamos hacia el interior de éste.
Tal vez me volvió a llamar, sin embargo, no le presté atención.
Es mi padre, lo sé, sin embargo, en ocasiones no puedo contener y soportar todos los daños que me hace cada día, desde que mi madre nos dejó a ambos.
Apenas pasaran dos meses desde aquello cuando comenzó una relación con Rosa, su actual pareja y también nuestra vecina. Y por mucho que no quiera creermelo, una parte de mí me dice que su relación ya había comenzado mucho antes, cuando las discusiones entre mi padre y mi madre, aun en vida, eran habituales y los llantos de ella escondidos, en los que yo acudía a consolarla.
Con los meses, hasta ahora, todo fue cambiando; la actitud de mi padre, mi comportamiento, los desayunos, comidas y cenas en las que él no a aparecía.
Cambiaron esas palabras cariñosas que siempre me decía a mí, y ahora las recibe su novia, y pasaron a ser momentos en soledad en los que yo lloraba por su ausencia, por haberme dejado en mi cumpleaños sin razón.
Y hasta ayer, cuando recibí la tan alegre noticia para mi padre, y claro, su novia, de que en cuatro meses serán esposo y esposa, por lo que, hasta qué llegue el día, su hija y ella se mudarán a nuestra casa. Según mi padre, y su inservible mente, su relación ya está demasiado avanzada como para vivir separados.
Ni tan siquiera me lo ha consultado, ni comentando.
No me ha tenido en cuenta, y eso, sinceramente, es lo que más me duele.
![](https://img.wattpad.com/cover/48822552-288-k732088.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Finjamos ser algo. #Wattys2016
Romansa¿Ángeles? Hay muchos. ¿Yo? Oh, no hay nadie como yo. Orgullosa, egocéntrica, manipuladora. Un chica viviendo entre dolores incurables, recuerdos imborrables y suspicaces ideas que tal vez, sólo tal vez, podrán impedir un nuevo hecho que pueda destru...