Natalia.
Últimamente el bar de mi padre ha recibido lo que podríamos llamar clientes civilizados, y no a aquellos ancianos que acuden tan sólo a por un poco de alcohol que los libren de la voz de su mujer aun sin estar con ella.
Ahora, sin embargo, después de haber conseguido contrato con alguna empresa a la que no le tengo interés y adoptar una buena economía respecto al negocio, ha comenzado a remodelar este pequeño local que con sus primeros cambios resulta ser un poco más extenso.
Dejo caer mi mochila sobre uno de los nuevos taburetes que ha elegido Rosa especialmente para esta zona de la barra, ya que según su criterio, la luz que dejan pasar los ventanales desgasta el color, por lo que los taburetes negros a este lado no reflejarán la consecuencia del calor.
—Tu padre aún no ha llegado, Natalia —me responde Chase, uno de los empleados que mi padre contrató antes de que mi madre tuviera alguna iniciativa de su enfermedad. Él es estranjero, de Seattle concretamente. Llegó a España completamente libre de toda responsabilidad y encontró a mi padre, quién le ayudó a que sus raíces en este país comenzaran a hundirse en tierra.
—Lo esperaré, entonces —respondo, tomando asiento en el taburete— ¿Me das algo para beber?
—Claro —sonríe y desaparece a lo largo de la barra.
A estas horas, apenas hay personas en el local, tan sólo un par de hombres que parecen debatir sobre fútbol y una muchacha revisando una revista que trae como única portada, lo que queda del rostro de la modelo que posó para la editorial. Deberían renovar las revistas, vaya.
Aún queda mucho por retocar, no obstante, Rosa ha ayudado a mi padre a dar el primer paso y, en verdad, llega a alegrarme porque sé que este negocio no duraría mucho más si ella no hubiera dado ese empujón y soplo de esperanzas a mi padre.
Hoy he comido en casa de Angie, por lo que todavía no he podido verlo ni hablar con él. Cualquier otro día no me hubiera importado en absoluto, sin embargo, hoy mi día marcha bien, diferente a los demás, y he pensado que una vista a mi progenitor no estaría mal. Quizá, solo quizá, comience a pesar que enmendar mis errores no será un derroche de tiempo.
—Aquí tienes —Chase deja un Nestea sobre la barra junto a un vaso con la publicidad de CocaCola y un bol con aceitunas. Me relamo los labios y lo miro, esbozando una sonrisa.
—Te amo.
Comienzo a engullir lo que deja sobre la barra y a medida que pasan los minutos, mi estómago comienza a llenarse, hasta llegar a repugnarme cualquier alimento.
¿Cuándo vendrá mi padre?
Trago la última papatilla de jamón que quedaba en el cuenco y suelto un suspiro, observando mi alrededor.
La muchacha ya no se encuentra en su mesa, ahora camina en dirección a la barra, con un gran bolso colgando de su hombro. Y por un momento creo que su cuerpo no resistirá tal carga y acabará por caer al suelo. Finalmente, eso no sucede, tan sólo paga su consumición y se dirije a la salida. Sin embargo, queda en la duda que su caída se pueda producir en el exterior.
La puerta del bar se abre un par de minutos después de que la muchacha saliera y por ella aparecen Ariadna, Alex y Daniel.
—Hola —me saluda ni hermanastra, cuando llega justo a mi lado — ¿Marcos ya llegó?
—No —Trato de mantener la mirada en Ariadna y no prestar atención a la culpa que me acechan los ojos de su amigo— ¿Por qué?
—Venía a decirle que hoy no cenaré en casa —se encoje de hombros y hace un leve movimiento, señalando a Daniel y Alex, que se encuentran detrás de ella— Mi madre hasta las nueve no saldrá de la reunión de profesorado.
Asiento, y por un instante desvío la vista a sus dos acompañantes, ambos parecen prestar atención a nuestra conversación, sin embargo, por sus expresiones lo que revolotea dentro de ellos resulta ser más interesante. La mirada de Alex cruza en diagonal con la mía y me obligo a retirarla de inmediato. No quiero causarle más daño.
—Yo hace un rato que lo estoy esperando, pero aún no llegó.
Frunce sus labios y hace un leve movimiento con la cabeza, asintiendo. Apenas transcurren unos segundos, cuando percibo su atenta mirada sobre mí, observándome.
¿En qué estará pensado?
—¿Tú… —Al principio parece dudar, pero termina tragando saliva y guardando sus manos en el abrigo, para continuar — podrías decirle que no iré a cenar?
—Supongo —respondo y evito un nuevo contacto visual con ella.
Unos minutos después, los tres caminan hasta la salida del bar. Daniel es el último en abandonar el local y por un instante, la imagen de alguien idéntico a él se refleja en mi mente. Jesús.
***
Ariadna.
—Hoy parece que ha sido más amable, ¿no?
Alex camina a mi lado tras haber salido del bar de mi padrastro y, aunque apenas he prestado atención al duelo de miradas que pudo haber sucedido a mis espaldas entre Natalia y él, me contengo las ganas de cuestionarle si aún siente algún ápice de atracción por ella.
—Sí —afirmo y guardo silencio. En realidad, a mí también me ha asombrado su tranquilidad, y una parte de mí quiere que continúe siendo así.
Daniel también se encuentra caminando junto a mí, con la cabeza gacha y su mano izquierda en el interior del bolsillo del pantalón. Ha sido su idea la de ir al cine, según él esta tarde echarían una película de estreno muy… guay, había utilizado él para describirla, y tanto Alex como yo no teníamos nada más que sentarnos frente al escritorio y estudiar para el próximo examen del viernes. Ambos decidimos que ir al cine seria un ejercicio que mejoraría nuestra mente, sí.
Volteo la cabeza para mirarlo y a su vez, él efectúa el mismo movimiento. Cuando ambas nuestras miradas chocan, mis pupilas se dilatan y un ardor asciende a mi rostro.
Desvío la vista de inmediato de la profundidad de sus ojos.
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¡Siento haber tardado tanto!
La inspiración no me llena y quizá la próxima semana no pueda actualizar como esta última. Sorryyyyyyy. Aun así, trataré de hacerlo y poder haceros sonreír, je.
¡Os quiero!
- nne.
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Finjamos ser algo. #Wattys2016
Romance¿Ángeles? Hay muchos. ¿Yo? Oh, no hay nadie como yo. Orgullosa, egocéntrica, manipuladora. Un chica viviendo entre dolores incurables, recuerdos imborrables y suspicaces ideas que tal vez, sólo tal vez, podrán impedir un nuevo hecho que pueda destru...