16.

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—Son las seis y un minuto con catorce segundos, se irán sin nosotros y todo será culpa tuya—dije tirando de la soga para que Jesse se apresurará.

—Que carácter lavandina, ¿Estas indispuesta? Porque a mí me contaron que cuando las chicas están así...—no lo deje terminar porque le tape la boca.

Él lamió mi mano por lo que la aparte asqueada.

—Eres repugnante–le grite limpiando mi mano en su remera.

—Lavina tus gritos se escuchan por todo el campamento—Bailey se asomó en la puerta—Apresúrense, Harry dijo que si no están en cinco minutos nos vamos sin ustedes—y se fue.

Con eso último Jesse agarró su mochila y yo la mía; y partimos hacia el gimnasio.

—¿Puedes caminar un poco más lento?, no soy tu perro para que me lleves a rastras.

—Cállate y camina. Estamos llegando tarde por ti así que no tienes derecho a quejarte.

—Tengo derechos como el ciudadano que soy.

—Lo que digas—murmure.

Jesse no me dio tiempo a reaccionar y comenzó a correr haciendo que casi tropiece con una piedra, menos mal que no caí porque si no alguien lo iba a lamentar.

—¡Corre!—gritó.

—Lo hubieses dicho primero y no después.

En el corto trayecto, me dedique a gritarle mientras él me ignoro en todo el camino.

—Creo que baje un kilo—dijo Jesse una vez que paramos afuera del gimnasio.

Rodé los ojos y entramos donde recibimos miradas de alivio y otros de enojo por haber tardado tanto.

—Pensamos que se habían extraviado—habló Grace.

—Bueno, ya que estamos todos es hora de partir. Lo único que les pido es que caminemos todos juntos, no queremos que en el transcurso alguno se pierda—comentó Harry.

—¿Estaban perdidos o estaban en una sesión de sexo desenfrenado?—preguntó Corey dándome un codazo amistoso.

—¿Usaron protección?—acotó el otro gemelo mirándonos con picardía.

—Si fuera ustedes me retractaría, no está de humor—Jesse se acercó a sus amigos susurrándoles en el oído como tratando de que sea un secreto pero es tan estúpido que lo dijo en voz alta para que pueda oírlo—Está en esos días donde las chicas actúan como pequeños monstruos.

Les sonreí irónicamente a los tres. Como estaban posicionados en una fila, no perdí la oportunidad de pasar mi mano por sus mejillas.

—Maduren—me aleje con Jesse detrás mío que iba quejándose.

—Eso dolió—comentó Jesse.

—Me alegro—murmuré.

—¡Chicos!—llamó Harry—andando.

*

—¿Cuánto tiempo llevamos caminando? —preguntó Ciara parando en medio de la caminata para tomar agua—No siento mis pies, necesito un descanso.

Bailey observó el reloj que llevaba en su muñeca.

—Llevamos veinte minutos y no te dolerían tanto si hubieses traído los calzados adecuados.

Estoy de acuerdo con ella, ¿Quién trae unos zapatos con tacones a una caminata? Solo alguien como Ciara Murray lo haría.

—Sorry, pero los tacones siempre combinan con todo—argumentó.

Camp Goys [1] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora