Lavina.—Estoy cansada, ¿Podemos irnos?—eran más de las dos de la madrugada.
—Termino mi bebida y vamos a la cabaña—dijo Jesse levantando su botella.
—También quiero irme—bufó Bailey mirando de reojo a Brent platicando a gusto con unos chicos— Pero parece que tendré que aguantar un poco más.
—¿Sucedió algo?— fruncí el ceño.
— No, ¿Porqué lo preguntas? — contestó rápidamente.
— Por la manera en que miras a Brent, es una mirada rara— me acerque a ella para que nadie oyera.
—No paso nada, creo.
—Después de esta estupida actividad, tendremos una conversación.
Ella asintió no muy segura.
—Mira—cambio de tema. Marleen, Ciara, los gemelos y otras personas estaban realizando una extraña danza alrededor de la fogata— Están completamente borrachos. Si los guías los ven, tendrán serios problemas.
Negué con mi cabeza.
— ¿Terminaste?—le pregunté a Jesse y sin dejarlo contestar tironee de la soga— Perfecto, en marcha— cuando me levante de repente casi hago que su rostro impacte con el suelo.
Hubiese sido una buena caída pero logro mantenerse de pie a tiempo.
Malditos reflejos activados.
—Parece que alguien está impaciente por estar conmigo en la cama— canturreo moviendo sus cejas.
Rodé los ojos exasperada.
—En tus sueños, idiota.
*
—Camina rápido. Tengo frío y quiero dormir—le dije al estúpido pero esté se detuvo justo cuando estamos a diez pasos de la cabaña— ¿Qué haces?
—Acércate— extendió sus brazos hacia mi, lo mire con cara de pocos amigos— No muerdo Lavina, no si no quieres.
Me acerque pero rechace la oferta de estar entre sus brazos.
—Qué pasa? De verdad quiero dormir—suspire.
—Nada, quiero tomar un poco de aire. Solo será un momento—se sentó por lo que no me quedo otra que hacer lo mismo.
—¿Me odias?—dijo después de un silencio.
Lo miré pero su mirada está fija en el frente.
—Si—solté.
—¿Por qué?
—¿Me lo estas preguntando en serio? Tendrías que saberlo a estas alturas —lo fulmine con la mirada.
—No, no lo sé por eso te estoy preguntando—se río. Lo que hace estar ebrio.
Pelear con él en su condición no tiene caso.
—Desde el día uno, me caíste mal, eras... no perdón, eres prepotente y en este momento digamos que no me caen muy bien los chicos, eso hace que te odie un poco más.
—Me quedo un poco tranquilo, pensé que solo me odiabas a mí, pero no— rió por lo bajo— No me desagrada que me odies, es más, me siento halagado.
— ¿Te sientes halagado por mi odio hacia ti? Estas loco— me puse enfrente suyo.
Jesse me miro y luego bajo la mirada a mis labios.
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Camp Goys [1] EDITANDO
Roman pour AdolescentsLavina cansada de fracasar en el amor opta por pasar su verano en un campamento únicamente de mujeres junto a sus tres mejores amigas con tal de permanecer lejos de cualquier chico que se empeñe en romper su corazón, otra vez. Pero lo que nunca imag...