Un pardee días depuse, Anna y Elsa ya estaban en la comodidad de su hogar. Decidieron quedarse en el mismo cuarto, al menos durante los meses que tuvieran que hacer reposo, ya que no querían estar separadas y decidieron compartir todo el tiempo que pudieran para compensar estos últimos meses de calvario para ambas.
Eugene ahora era su mucamo personal, ya que ellas no podían hacer casi nada, el les cocinaba, limpiaba la casa, hacia las compras, y las atendía en todo lo que las hermanas pidieran. Elsa confiaba tanto en el, que incluso, le pidió por favor que por un corto tiempo, la suplantara en la empresa, aunque ella seguiría llevando la administración de la misma, desde su casa.
Gracias a la investigación más profunda de los policías, lograron encontrar culpable a Hans por casi asesinar a Elsa, y por violencia domestica contra Anna, por lo que el juez sentencio que Hans tenía como para una estadía en la cárcel de 15 a 20 años, según su comportamiento. Anna y Elsa ahora estaban felices, pero sobre todo tranquilas, al saber que Hans no podía hacerles más nada tras las rejas.
-buenos días hermanita- dijo Anna abrasando a su hermana por detrás, colocando su cabeza en el hueco entre el hombro y cabeza de su hermana, y besándole la mejilla.
-buenos días Anna- respondió Elsa, ahora enfrentando a su hermana, pero aun manteniéndose abrasadas.
Anna noto como la remera de Elsa estaba un poco manchada de sangre, y se alarmo.
-ELSA!, tu herida... esta sangrando-dijo Anna levantando la remera a su hermana para corroborar más de cerca la gravedad del sangrado.
-Anna, tranquila, el doctor dijo que era normal, no te preocupes, solo tengo que cambiar el vendaje, es todo-dijo Elsa con una sonrisa para tranquilizar a su hermana.
-lo siento tano Elsa, todo esto que te paso, es por mi culpa-dijo Anna con una mirada de profunda tristeza en su cara.
-eso no es cierto Anna, no voy a permitir que te culpes por algo que hizo Hans, por favor no hablemos mas de esto, este es nuestro momento de ser felices y dejar atrás las preocupaciones, en este momento estoy tan feliz de haber amanecido a tu lado como cuando éramos pequeñas-dijo Elsa con una tierna sonrisa colocando su mano en la mejilla de Anna.
-está bien, tienes razón Elsa, yo también estoy muy feliz de estar aquí con tigo. Elsa puedo al menos limpiar tu herida?-pidió permiso Anna.
-no, no quiero que veas la herida Anna- dijo Elsa advirtiendo a su hermana.
-por favor, quiero cuidarte, déjame limpiarla- dijo Anna insistente.
-está bien, pero con una condición- dijo Elsa.
-si la que sea-dijo Anna con ojitos suplicantes.
-si la herida te impresiona, por favor dime, no tienes que hacerlo, no quiero que te asustes-dijo Elsa preocupada por la reacción de su hermana.
-sí, te lo prometo, pero no te preocupes Elsa, nada de ti me asusta, ni me podría asustar-dijo Anna con una cálida sonrisa.
Anna prosiguió ir hasta el baño para ir a buscar el botiquín con todo lo necesario, y un paño mojado con agua tibia para limpiar la sangre seca.
Ahora Anna estaba sobre la cama de rodillas al costado de Elsa quien estaba estirada boca arriba un poco nerviosa. Cuando Anna estuvo a punto de levantar la remera de Elsa para proseguir a cambiar el vendaje, Elsa la detuvo.
-Que pasa Elsa?- dijo Anna sorprendida.
-estás segura que quieres hacer esto, enserio no es necesario, lo puedo hacer yo sola- dijo Elsa tratando de convence a su hermana de que no lo hiciera.
-si Elsa, estoy segura, y a partir de hoy yo te voy a cambiar el vendaje todas las veces que sean necesarios, hasta que estés mejor, me escuchaste-dijo Anna con determinación.
-está bien, lo que tu digas-dijo Elsa suspirando resignada, su hermana era terca como una mula, y nada de lo que ella dijera iba a hacerla cambiar de idea.
Anna prosiguió a levantar con cuidado la remera sucia de su hermana, al levantar la vio una gran gasa que cubría todo el centro de su abdomen. La venda tenía un gran manchón rojo al medio con los bordes blancos. Lo siguiente que Anna hizo fue sacar cuidadosamente los adhesivos al rededor de la venda. Cuando Anna estuvo por levantar la gasa sucia, antes miro a su hermana, quien estaba con la mirada fija en el techo. Anna al principio no entendía porque Elsa no quería que ella viera un pequeño corte, eso no la impresionaba, pero al levantar la gasa al instante entendió a Elsa, quien ya seguramente había visto muchas veces, su herida y sabia de que hablaba cuando le advirtió a Anna que no era buena idea que ella la curara. Anna lo primero que hizo al ver la herida fu derramar lagrimas silenciosas, para que Elsa no la escuchara. No podía creer las dimensiones de la abertura en el abdomen de Elsa. A la vista estaba todavía la carne viva y se veía perfectamente el hilo negro que unía los dos extremos del tajo para que este no se volviera a abrir. Realmente Anna nunca pensó que la herida fuera tan grave hasta que la vio, realmente impresionaba, pero no le importaba, eso le había pasado por su culpa, lo mínimo que podía hacer era ayudar a curar a su hermana. En estos momentos se odiaba a ella misma por no haber escuchado a Elsa y haberse casado con el maldito de Hans, si ella no se hubiera casado, su amada hermana no habría pasado por todo este sufrimiento, Elsa no se merecía eso, toda la vida lo único que había hecho fue todo por ella y ella le pagaba de esta manera, desobedeciendo la y casándose con un completo extraño y a pesar de que la desobedeció ella siguió preocupándose y protegiéndola, hasta el punto de recibir una puñalada que era para ella y que encima casi la mata, Anna sentía que no había hecho nada para merecer una hermana tan buena.
-Elsa voy a empezar, segura que no te va a doler?- dijo Anna aun con lagrimas en los ojos, pero en su vos era imperceptible, por lo tanto, Elsa no se entero.
-no está bien, voy a estar bien- dijo Elsa con vos calmada y tranquilizadora para Anna.
Anna empezó pasando el paño húmedo suavemente por el abdomen blanco lechoso de Elsa para limpiar la sangre seca, Anna sabia que eso no dolía, o por lo menos eso se imaginaba, ya que ella nunca fue herida con tal magnitud, era imposible ponerse en el lugar de Elsa.
Lo siguiente que hizo fue mojar una gasa en una botella de alcohol y suavemente, pasarla directamente sobre la herida, para desinfectara, en ese momento Elsa tenso sus músculos y mostró un gesto de dolor.
-discúlpame Elsa, lo siento, te duele mucho?-pregunto Anna preocupada.
-no, no, está bien solo arde un poco, es normal-dijo Elsa tranquilizando a la menor.
Lo siguiente que Anna hizo fue aplicarle un ungüento que el doctor le recetó a Elsa, para que ayudara a la cicatrización y finalmente la vendó.
-y...Como lo hice? -Pregunto Anna ansiosa.
-perfectamente hermanita, gracias-dijo Elsa dándole un abraso a su hermana.
-no te impresionó la herida Anna?-pregunto Elsa intrigada.
-no para nada, bueno está bien, solo un poco, pero no me importa yo lo único que quiero es que te cures rápido y que estés bien, es lo único que me importa-dijo Anna animada.
-está bien, y me vas a seguir curando?-pregunto Elsa.
-por supuesto que sí, me encanta cuidarte- dijo Anna abrasando a su hermana con delicadeza.
-haa eres tan buena hermanita, te amo-dijo Elsa reforzando el abrazo.
-y yo te amo a ti Elsa- respondió Anna aun sin soltarse del abraso.
-que quieres hacer ahora Elsa, aunque igual no tenemos mucha opción- dijo Anna pensativa.
-estoy un poco cansada, me gustaría dormir- dijo Elsa frotándose los ojos. No hacía mucho que habían salido del hospital, y Elsa todavía no había recuperado toda su energía, era normal que estuviera cansada.
-está bien yo me voy a quedar aquí con tigo cuidándote el sueño- dijo Anna.
Elsa se acostó de lado, y Anna la abraso delicadamente por detrás, cuidando no tocar su herida, luego Anna comenzó a cantar delicadamente, y Elsa finalmente quedo dormida con una leve sonrisa en su rostro, nada podía ser más perfecto.