Capítulo 13.

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Mi mente no pensaba con claridad. Estaba a punto de besar a Elena y, no entendía porque mi cuerpo quería volver hacia ella, tomarla de la cintura y besar esos labios tan irresistibles que tenía.

Esto ya me había sucedido antes y, no quería que volviera a pasar. No es que le tuviera miedo al amor, sino, que se me era difícil estar con una chica, en el sentido de una relación concreta.

Llevaba mis manos a mi cabello y lo alborotaba con frustración. Miles de maldiciones pasaban por mi cabeza, maldiciéndome por haberla empujado tan bruscamente y haberla dejado sola en ese momento.

Me dirigí de nuevo hacia donde estaba Elena. Me pare junto a ella y la mire disimuladamente, ella miraba hacia el lago que había desaparecido por completo, la noche ya había desaparecido todo, así que no se podía ver muy bien el paisaje que teníamos frente a nosotros, excepto por unas grandes farolas que tenía la carretera a cada lado.

―Creo que deberíamos irnos―comente mirándola. Elena era hermosa, debía de admitirlo.

Ella asintió con su cabeza y se dirigió a la camioneta.

Camine hacia el asiento del piloto, subí a él y encendí el motor para avanzar un poco. Mire a mi lado y Elena no se encontraba ahí. Mire por el retrovisor, Elena se encontraba mirando por la ventanilla, mientras que en la palma de su mano descansaba su cabeza, abría y cerraba los ojos con pesadez.

Respire profundamente y deje salir un suspiro de frustración.

Sin duda este sería un camino largo, muy largo.

En todo el camino Elena y yo no habíamos hablado entre nosotros. Ella aún seguía mirando por la ventanilla y yo solo miraba al frente.

Mi mente aun no podía asimilar todo lo que había pasado en aquel lago, ¿realmente iba a besarla? Si, realmente lo iba a hacer.

Me sentía tan cómodo en ese momento que, no me importo que Elena pensara que lo que estaba haciendo era una total incoherencia o una estupidez.

Porque realmente estaba decidido a hacerlo.

Mis manos comenzaron a temblar en ese momento. Tome el volante con una mano y con la otra comencé a tranquilizarme, me maldecía a mí mismo por no haberla besado en aquel momento, me maldecía a mí mismo por no haber dicho algo en el momento adecuado.

Ahora mi cuerpo necesitaba revivir ese momento y besarla con delicadeza.

Quería que Elena pensara que podía confiar en mi cuando se sintiera sola o simplemente se sintiera mal sin razón alguna. Quería que ella me contara lo que le sucedía cada día de su vida y, sobre todo quería que me tomara como algo más.

Y, lo sabía, enamorarse de la chica que tú has secuestrado es una total incoherencia, pero no me importaba. Solo yo sabía lo que sentía y lo que mi cuerpo me pedía y, en este mismo momento quería a Elena.

Aparque la camioneta a un lado de la carretera. Mire a Elena por el retrovisor y ella me miro con el ceño fruncido, preguntándose el por qué habíamos parado.

―Elena...―me miro―. ¿Podrías bajar por un momento, por favor? Necesito decirte algo sumamente importante―frote el sudor de mis manos en mis jeans.

Ella asintió con su cabeza y en un movimiento rápido bajo de la camioneta.

Suspire profundamente y salí de la camioneta.

Me dirigí hacia Elena, quien estaba parada a un lado del auto cruzada de brazos. Miraba hacia las grandes montañas que teníamos a nuestro costado, pero yo solo la miraba a ella.

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