Capítulo 10.

2.5K 116 14
                                    

Mis pies comenzaron a patalear. Pero el estúpido hombre que me tomaba de las piernas no me bajaba. Me estaba llevando como un costal de papas.

Todo había ocurrido tan rápido.

Pensaba que Charlie era un chico bueno y simpático. Pero como siempre había dicho mi madre.

Las apariencias engañan, Elena.

Y aparte de un chico amable y simpático, el destino me había cruzado con otro amigo de mi captor, que por cierto, hacia lo mismo que Oliver.

Pero había algo que me tenía muy desconcertada aun, ¿Realmente Oliver había dicho que renunciaba como secuestrador? No sabía nada de su pasado, ni de su presente. Solo sabía que intentaba recompensarme por todo lo que había pasado en el prostíbulo y podía ver en sus ojos que siempre quería protegerme y que por eso no quería que sufriera lo que ya había presenciado.

Mi cuerpo comenzó a temblar cuando vi a Charlie estar detrás de nosotros. Pataleé de nuevo, pero me fue imposible, ya que el hombre me tomo de las piernas y las apretó con algo de fuerza a su pecho. Haciendo que dejara de patalear y al mismo tiempo haciendo que me rindiera y que lo dejara de intentar.

Charlie me sonrió y fingí una sonrisa haciendo una mueca de disgusto hacia el.

El hombre abrió una puerta. Con sus fuertes brazos me coloco en una silla de metal y me amarro rápidamente a ella.

Pude ver como se acercaba a Charlie y le decía algo en su oído. Podía escuchar los murmullos, pero me era difícil descifrar que estaban diciendo. Charlie asintió y con una señal de manos le dijo al hombre que se retirara.

Lentamente se arrodillo frente a mí. Tomo un mechón que se había escapado de mi cabello y lo coloco detrás de mí oreja.

―No entiendo como una chica como tú pueda estar con Oliver―deslizo la yema de sus dedos por mi barbilla hasta llegar a mis labios y apreciarlos con tal delicadeza.

Sacudí mi cabeza para que dejara de tocarme.

Rápidamente bajo sus manos hasta su pecho. Tomo dos patas de la silla y jalo de ellas, para que así pudiera estar más cerca de él.

Charlie me estaba repugnando en ese momento. Desvié mi mirada hacia otro lado de la habitación para no verlo a la cara.

Tomo mi barbilla con fuerza e hizo que lo mirara a los ojos.

― ¿Cómo puedes estar con él?―dijo acercando su rostro con el mío. Intente alejarlo, pero una de sus manos se mantenía detrás de mí cuello. Hizo fuerza en el e hizo que mis labios quedaran a unos pocos centímetros de los suyos, pude percibir que nuestras respiraciones se mezclaban entre sí. Hice mi cabeza hacia atrás y el quito rápidamente su mano, ya que lo había lastimado.

Reí.

― ¡¿Estas con él o no?!―grito apretándome las mejillas. Hice una mueca de dolor y el las apretujo más.

Sentía como el calor en mis mejillas se intensificaba. Sentía un gran dolor en ellas que me era difícil explicarlo, en realidad me estaba haciendo mucho daño y no permitiría que alguien como él me lo hiciera, no pasaría lo mismo otra vez, así que le respondí:

― ¡No, no estoy con el!―grite.

El soltó ambas mejillas y mi respiración se fue tranquilizando al ver que el ya no estaba tenso. Estaba sonriendo, victorioso.

―Entonces... ¿Por qué estabas con él en aquel parque?―. Unió sus cejas y me miro confundido. Tomo mi barbilla y la apretó en una de sus manos.―Y más vale que me digas la verdad, muñeca. Porque si me entero que has mentido, juro que pagaras las consecuencias, lo haras―senti como mi cuerpo se tensaba ante esas palabras. Tome una bocanada de aire antes de soltar todo la verdad.

Encontrándonos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora