Capítulo 17.

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Desperté rodeando la cintura de Elena con mi mano.

Sonreí al verla a mi lado y me senté en la cama, con un poco de dolor en la cabeza. La frote lentamente y fruncí el ceño.

Anoche había sido una de las mejores noches que habría podido tener en la vida, con Elena a mi lado todo era más fácil y me sentía de una manera muy diferente, ella me hacía diferente, ella hacia que mi actitud cambiara y que ya no fuera el Oliver cruel y sin sentimientos de antes, sino, que me hacia una gran persona. Más amable y más cariñosa con las personas.

Mire a Elena sobre mi hombro, vi como aún seguía dormida mientras que abrazaba una almohada con sus manos, como la primera vez que habíamos escapado y nos habíamos hospedado en aquel hotel.

Suspire con felicidad y recordé aquel momento, todos los recuerdos que pase con Elena en todo este tiempo pasaron por mi mente, como si fuera un sueño, en el cual pasaba solo y únicamente los momentos con ella.

Pero aun recordaba que Elena y yo estábamos siendo perseguidos por los hombres de Ernesto y de ninguna manera permitiría que le hicieran daño a Elena, porque si la lastimaban a ella, me harían daño a mí también y no quería eso para ninguno de los dos.

Saque los pensamientos malos de mi cabeza y solo deje los momentos buenos y románticos que había pasado con ella.

Nunca pensé que tendría una relación con alguna de mis víctimas y sobre todo con Elena, ya que se podría decir que ella era una de las chicas más jóvenes del prostíbulo y, además, siempre me habían gustado las chicas mayores a mí, con más edad y madurez.

Elena tan solo tenía 19 años, mientras que yo tenía 25, tan solo le llevaba 4 años de edad y me había enamorado de ella perdidamente. Elena es la chica con la que quiero estar. Elena es la chica con la cual quiero pasar el resto de mi vida.

Sabía que estaba siendo un poco exagerado, pero era lo que mi cuerpo sentía y era lo que mi corazón sentía en este momento por ella.

― ¿Oliver?―pregunto Elena. Mire sobre mi hombro y pude ver como Elena se incorporaba en la cama, tallando sus ojos con su mano.

―Elena, estoy aquí―. Toque su hombro con lentitud.

Elena giro su cabeza y se percató de mi presencia mostrándome una sonrisa, en la cual podía ver su perfecta dentadura.

Le devolví la sonrisa y le di un pequeño beso en los labios, a lo cual ella sonrió aún más. Con intensidad.

―Perdona por lo de ayer, sabía que estabas cansado, pero aun así gracias por acompañarme―acaricio mi mano, provocando que un cosquilleo recorriera sobre esta.

Negué con mi cabeza.

―Descuida Elena, ame lo de anoche, y no pidas disculpas. Es lo contrario, gracias a ti por la mejor noche de mi vida.―Sonreí juntando su frente con la mía, acercando mis labios a los suyos.

Roce sus labios con los míos, haciendo que ella se mordiera el labio inferior y haciendo que me dieran una ganas de morder ese perfecto labio que poseía la chica que se encontraba ahora justo frente a mí.

Elena tomo rápidamente mi cabeza entre sus manos y junto nuestros labios con brusquedad. Tome su cintura fuertemente y atraje su cuerpo al mío, con una rapidez que ni yo mismo podía describir.

Era como si mi cuerpo necesitara de ella y era como si su cuerpo necesitara del mío también.

La posicione arriba de mí. Elena comenzó a besarme con mucha más intensidad, intento quitarme la camisa de un tirón, pero no la deje.

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