Epílogo.

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Tome una de las manos de Oliver, la apreté con fuerza y acaricie su dedo pulgar.

William había disparado, pero solo le había dado una vez a Oliver, en la pierna. Había agradecido a Dios por eso, ya que, no quería que sufriera daños mayores o hubiera sufrido algo como... la muerte.

Un escalofrió recorrió mi espalda en tan solo pensar semejante incoherencia, por suerte, solo había sido algo menor y no había pasado a casos mayores, claro estaba que habíamos llegado a tiempo al hospital y, por suerte lo habían atendido a tiempo.

¿Cómo habíamos salido de aquel sitio?

Un noble y valiente ciudadano pasaba pacíficamente por esas calles, al escuchar el par de disparos, llamo rápidamente a la policía y gracias a él, pudimos llegar a tiempo al hospital, aunque también pudimos arrestar a mi padre.

Después de eso, decidí quedarme con Oliver, la policía había contactado a mi madre, diciéndole que su hija había sido encontrada y que por fin recuperaría todos los años que había pasado sin verla.

Anhelaba verla, pero mi mente en estos momentos no pensaba en el futuro, sino, en el presente.

Pensaba en, ¿Qué pasaría si Oliver no llega a salir en buen estado del hospital? ¿Lo arrestarían? ¿Me alejarían de el? Simplemente no quería pensar en el sin fin de preguntas que me rondaban por la cabeza. Decidí simplemente quedarme con Oliver y esperar a mi madre, en la cual, estaba ansiosa por ver.

Oliver apretó fuertemente mi mano y fue ahí cuando supe que había despertado y que se encontraba bien.

Seque algunas pocas lágrimas que se me habían escapado al pensar que lo alejarían de mí, pero eso era una locura, ya que, Oliver me había dicho que la policía no lo buscaba a él, sino, a mi padre.

Me levante rápidamente de la silla y me acerque a el con desesperación. Ansiaba ver esos hermosos ojos, mirándome. Amaba observarlos de una manera muy acosadora y esperaba escuchar su voz de una vez por todas.

―Elena...―. Y ahí estaba, diciendo mi nombre con su cálida y acogedora voz.

Negué con la cabeza lentamente. Dándole a entender que no hablara demasiado, ya que, apenas y podía hacerlo.

―Oliver... ¿Cómo te encuentras?―posicione la palma de mi mano en una de sus mejillas y la acaricie con ternura.

Asintió con la cabeza y miro mis labios.

―Elena, te separaran de mí, yo lo sé―. Dijo con un hilo en su voz. Apretó sus ojos con nerviosismo y angustia, arrepintiéndose de lo que acababa de decir.

―No digas lo que aún no ha pasado―conteste sonriéndole.

Oliver asintió de nuevo. Con su mano derecha, tomo mi mano que se encontraba en su mejilla, la retiro de ahí y la entrelazo con la suya, mostrando su perfecta dentadura.

―Solo vive el presente, Ol.―Me acerque a él y le di un pequeño beso en los labios.

Saboree por penúltima vez sus labios. Porque, sabía que ese sería el penúltimo beso que nos daríamos, mi intuición lo sabía.

Sabía que pasaría algo malo en estos momentos, pero simplemente no quería pensar en eso, solo quería pensar en Oliver y en mí, sobre todo. No quería a nadie más, solo, lo quería a él.

―Te amo―. Dijo sonriendo entre mis labios y mordiendo mi labio inferior.

―Y yo a ti, Oliver―sonreí de la misma manera y volví a besarlo, sintiendo como todo mi mundo se desmoronaría en algunos instantes más.

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