Volví a pensar en que yo había sido la única chica que había salido de ahí con vida, ¡no me lo podía creer, Olivia! Oh no, ella posiblemente ahora estaría muerta. Mis ojos se aguadaron un poco, pero me contuve.
Pare, haciendo que Oliver también lo hiciera, enseguida, el me miro y tenía en su rostro una mueca de desesperación y enojo. No me importaba si estaba molesto, estaba demasiado cansada para continuar. Al principio pare, pero después de ver la expresión de Oliver, me dio un poco de miedo, tenía miedo de que me hiciera algo, ¡por Dios! En este instante estaba con mi captor, él era el culpable de que yo haya pasado todo ese infierno.
Me miro frustrado.
― ¡¿Por qué paras?!―me miro y se acercó a mí.
―Estoy demasiado agotada para seguir―. Mi voz se escuchó agitada y retrocedí un poco de él, ya que estaba a tan solo algunos centímetros de mi.― ¿Podemos descansar un poco?―le pregunte mientras fruncía el ceño.
―Claro que no, tenemos que seguir―me dijo mientras cruzaba sus brazos.
―Por si no lo has notado, esos hombres nos dejaron de perseguir hace más de diez minutos.―Lo mire de nuevo. Me senté en una banca blanca que se situaba a lado de mí, suspire. El me miraba con algo de frustración en su mirada. Mire sus ojos y pude ver con total sinceridad que tenía miedo, mucho miedo.
Se quedó mirando al suelo por algunos segundos, me miro y luego se situó a mi lado, contemplando como avanzaban los autos de un lado a otro, sumergió su cabeza en sus manos y respiro muy profundo, para luego sacar una oleada de aire, me miro y luego sonrió. Debo admitir que nunca había visto a Oliver sonreír de esa manera, pero su sonrisa me transmitió algo de confianza, así que, le devolví la sonrisa con la mayor sinceridad que pudiera existir en mi corazón.
―Tienes razón, yo también estoy algo agotado, deberíamos descansar―. ¡No puedo creerlo! Por primera vez Oliver había sido amable conmigo, hasta el momento. Miro hacia todos lados, pero su mirada se posó en un gran edificio que teníamos frente a nosotros, el sonrió, debíamos de tener demasiada suerte para que esto estuviera pasando. Se levantó y me miro de nuevo.― ¿Vienes?―pregunto mientras alzaba una ceja.
―Claro―. Sonreí mientras pasábamos la gran calle que estaba frente a nosotros, cuando llegamos al otro extremo de la acera, entramos al gran edificio que habíamos presenciado hace pocos minutos, mire hacia arriba y pude presenciar que era un gran hotel de tres estrellas, arriba de ellas se encontraba un gran cartel con el nombre: "hotel Luigi". Mire de reojo a Oliver que se encontraba a lado de mí, mirando hacia la misma dirección en la cual yo había estado observando hace pocos minutos. Al presenciar que mi mirada estaba sobre él, me miro y luego me tomo de la mano para que nos adentráramos en el lujoso hotel.
―Disculpe.―le hablo al recepcionista que se encontraba detrás de un computador, al ver que este lo llamaba se levantó de su asiento y lo miro, segundos después Oliver volvió a hablar.―Me podría dar una habitación, por favor―el hombre, cuyo nombre era Nick, asintió y le paso unas llaves que se situaban detrás de él. Tenía un número enmarcado en ellas, Oliver las tomo y le pago al recepcionista. Se dirigió hacia mí y me miro.
Yo lo mire algo confundida, ¿acaso dormiríamos juntos?
―Pero... ¿qué te pasa?―pregunte mientras caminábamos hacia el ascensor.―No puedo dormir contigo. Pensé que pedirías una habitación para mí también.
―Perdón niña, pero no puedo darme el lujo de pagar otra habitación, así que tendrás que dormir en la misma habitación conmigo.―Ahora estaba siendo frio, el sí que era un hombre bipolar.
Lo seguí hasta que por fin entramos al ascensor, el presiono un botón con el número cinco escrito en el, nuestro piso era el número cinco. Suspire profundo, era algo incómodo todo este silencio que producíamos él y yo, aún tenía miedo de que posiblemente me hiciera algo, al principio se portó algo amable conmigo, pero como lo recordaba, no por mucho tiempo. Oliver es un hombre frio y sin sentimientos, aunque con un físico que puede derretir a cualquier chica que este junto a él, pero por suerte el no causaba esa sensación en mí, sino, que causaba una sensación de curiosidad hacia su persona, había una parte de mí que quería saber muchas cosas de él, pero tenía tanto miedo a preguntar que no me atrevía a articular palabra alguna en este momento.
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Encontrándonos ©
RomanceA veces nos enamoramos de las personas menos indicadas para nosotros. Tal vez porque nos sentimos solos, o tal vez, porque necesitamos sentirnos queridos. Pero una cosa es verdad: una vez que te enamoras, no puedes dar marcha atrás, aunque esa perso...