Capítulo 3.

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— ¿Quieres hablar sobre eso?—Olivia se sentó a mi lado, mientras suspiraba me miro y volvió a hablar. — ¿Quieres?—pregunto con tal impertinencia.

— ¿Sobre qué?—. Sabía muy bien de que era lo que quería hablar, yo le contaría, mientras que ella me diría que me acostumbraría a este lugar y a todo lo que pasa aquí, pero ya estoy cansada de escuchar esas charlas de que me acostumbrare, ¿qué se cree ella? Si, lo sé, ya ha pasado por lo mismo que estoy pasando yo ahora, pero, ¿tiene que ser tan descarada? En cierto punto me molesta, que piense que todo está bien, mientras que no lo está. —No lo sé—agache mi cabeza y la metí en mis rodillas.

—Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, pero si no quieres hablar sobre eso, entonces, no lo haremos—. Tomo mis manos y sonrió. Me zafé de su agarre y mire hacia otro lado.

—Solo que es difícil decirlo, ¿sabes?—. En serio, no quería tocar ese punto ahora mismo, era tan molesto saber que todos los días de tu vida serás violada por viejos horribles y asquerosos, que solo buscan sexo para satisfacerse a sí mismos, es tan horrible pensar que ellos tienen una familia por la cual preocuparse y, en vez de estar con ella, solo se la pasan embriagándose, y teniendo sexo con menores de edad, sí, eso era lo que más me perturbaba.—No puedo hacer nada, todo se fue al carajo, desde el día en que llegue aquí se fue al carajo mi vida—. Iba a explotar, mis ojos se aguadaron pero me contuve—. No hay posibilidad de que yo salga de aquí, créeme—la mire y ella dudo.

—Elena, solo tienes que ser positiva. —Me animo y sonrió.

— ¡¿Positiva?!—alce, creo, demasiado mi voz que hizo que todas las chicas que se encontraban con nosotras nos miraran. — ¿Acaso no lo entiendes? Mientras que sigas aquí te harás creer que todo está bien y, que tenemos que ser positivos, pero ¿qué caso tiene ser positivo? Pasaremos el resto de nuestras vidas encerradas aquí y, violadas por viejos, aunque, digamos que como tú dices, con el tiempo me acostumbrare, así que, lo dices todo tan fácil, como si hubiera algún tipo de esperanza, pero créeme que no la hay, ese es el caso contigo, lo ves todo tan fácil que no ves el daño que te están haciendo aquí, no todo lo bueno está aquí—. Olivia me miro, estupefacta de lo que había dicho, creo que no me había expresado tanto en mi vida, como lo hice ahora.

— ¿En serio crees que yo soy positiva? Créeme no lo hago porque lo siento, lo digo porque no quiero que termines como yo, de destruida y triste, lo hago por todas ustedes, solo quiero que se olviden de esta porquería, quiero que comprendan que después de la oscuridad vendrá la luz, pero al parecer tu no valoras eso ¿o sí? Quiero que pienses que por más destruida que estés, pienses que siempre habrá una salida, que siempre habrá una esperanza, solo dale tiempo a las cosas, pero creo que no lo valoras—. Miro hacia otro lado, molesta.

—Oh, perdona, solo es que...—. En realidad no sabía que ella quería que yo pensara eso, que pensara que todo tiene una solución a todo, ahora comprendía todo. —En serio perdón, no sabía que tú solo querías que me sintiera mejor, pero, no creo que lo haga, gracias por tus palabras, pero creo que nada está bien—. De nuevo estaba siendo negativa.

— ¿Sabes? Mañana es mi turno de salir allá, en realidad no sé qué hare, con todo lo que me estás diciendo ahora, creo que tienes razón, en este lugar no podremos ser salvadas por nadie ni por nada...—ahora estaba llorando—. Todo es tan inútil ahora, comprendo ahora por todo lo que he pasado, comprendo todo el infierno que he vivido todos estos años, nada está bien, nunca nada estará bien. —La abrace, mientras que ella lo correspondía, lloraba en mi hombro, lo hacía desconsoladamente, tenía que sacar todo el dolor que llevaba dentro, tenía que sacar todo lo que había pasado estos años.

—Descuida cariño, yo estoy aquí—. Trate de consolarla pero eso hizo que llorara aún más. Cuando por fin dejo de llorar, se alejó de mi hombro y susurro un "lo siento", el cual no era necesario que dijera ya que ella misma sabe que mi hombro siempre estará para ella, sabe que el tiempo que estemos aquí, siempre podrá contar con mi ayuda.

Encontrándonos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora