EPÍLOGO

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¿Cómo olvidas al amor de tu vida, cuando esa persona te regalo la felicidad en bandeja de plata? Si algo que jamás olvidaré es su sonrisa y en la forma en que me miraba. Sus ojos expresaban el amor que yo jamás pensé tener. Y sus manos siempre vagaban en mi cuerpo, y era la sensación más hermosa que alguien podía sentir. Sin pensarlo, sin pedirlo, tuve la Luna y las estrellas en mis manos. Y nunca se dio cuenta que eso era lo que se sentía cuando estábamos cerca.

Pero los años han pasado, cuarenta años para ser exactos.

Mis rodillas están en la tierra, ensuciando mi pantalón, pero cuando volteó a ver sobre mi hombro, veo a un hermoso niño de cabellos rubios corriendo hacía mí.

-¡Caleb! - Saludo con alegría a Caleb.

Caleb corre hacia mi y me abraza, me levanto como puedo del suelo.

-Caleb, deja a tu pobre y viejo abuelo. - escucho otra voz.

Veo a Blake con un enorme ramo de flores, pero no más grande que el que tengo yo en mis manos.

-Mi abuelo es fuerte, ¿Verdad, abuelito? - Dice Caleb.

-Sí, muy fuerte, como Batman.

Caleb se ríe y lo dejó en el suelo. Blake está grande y me estrecha en un abrazo. Arabella solía decir que Blake tenía el mismo color de ojos que yo, el mismo túnel...

-Hola, papá.

-¿Cómo estás, hijo? - sonrío.

-Pasé comprando flores, por eso me tarde, disculpa, viejo.

-¿Para quién son las flores? - Pregunta Caleb con su hermosa voz de niño.

-Son para la mujer de mi vida. - sonrío.

-Y para tu abuelita, Caleb. -Dice Blake.

Caleb frunce el ceño y se encoge de hombros, frente a él pasa una mariposa y se va detrás de ella.

-¿Cómo estás, viejo? - Pregunta con preocupación.

Me encojo de hombros.

-Oh, viejo...

-Le daré las flores por ti, sé qué tienes trabajo. - le corto antes de que diga más.

-¿Estás seguro?

-Sí, no te preocupes.

-Dile que la amo, ¿Vale? Que vendré a verla pronto. - sonríe con tristeza.

-Cómo diga, comandante. Yo le digo.

-Te quiero, viejo.

Y se va con Caleb en brazos, que me dice adiós con la mano.

-¡Adiós, abuelito! - Grita. Le despido con la mano.

Con los dos ramos de flores en la mano y la guitarra colgando de mi espalda, camino sobre el pasto. Los árboles hacen que la brisa sea fresca. Miró mis manos, llenas de tatuajes y arrugas. Suspiro, y sigo con mi camino, hasta que llego. Me siento en el suelo, a la par de ella y le regaló mi más alegre y brillante sonrisa. Ella me la devuelve, puedo sentirlo. Lo sé.

-Hola, mi amor. - sonrío. - Mira, Blake te trajo flores, dijo que te ama y que vendría a verte después. Sabes que no es cierto... pero... está tratando...

Dejo las flores de Blake sobre la tumba de mi amada. Acarició la lápida con mis manos viejas y arrugadas.

-Y estás te las traje yo. Son para ti, mi amor. Sé qué te gustaban las margaritas, así que te compre de esas. Cómo siempre. - sonrío con nostalgia y dejó también mis flores para Arabella en su lápida.

»Sabes que nunca dejaré de visitarte, ¿Verdad? Y espero que nunca te aburras de verme por aquí, porque igual estaré viniendo todos los días. Arabella, te extraño. - mi voz se quiebra. - sé qué ya pasó un año y medio de tu... de... de que te fueras. Pero te extraño, siempre te extrañaré. Sé qué tú lo haces, también.

Mis ojos se llenan de lágrimas pero no dejó que ninguna se cuele.

-¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? Estabas tan malditamente preciosa. ¡Oh! Y el día que nos desnudamos en la azotea. - suelto una risa. - recuerdo todas las noches lo que vivimos, cada vez que me volvía celoso por cualquier tipo, pero es que eres tan bella. Aún lo eres. Lamento el día que te abandoné, el día que murió Ashley. Sé qué estás con ella. - sonrío. - Sé qué estás con ella, al fin...

Mi voz vuelve a quebrarse.

»Arabella, nunca te dejaré de amar. Fuiste, eres y serás el amor de mi vida. Y aún tú estando a tres metros debajo de la tierra... aún así, te amo. Por siempre y para siempre...

Mi pecho empieza a quebrarse, mi corazón cada vez muere, pero Arabella lo revive cada vez que está agonizando. Es increíble, aún ella no estando físicamente hace cosas maravillosas por mi. Pero puedo sentirla, siempre, no importa dónde vaya, yo solo sé qué puedo sentirla andar a mi alrededor. Sé que ella nunca me abandonará, no realmente.

-Mira, traje la guitarra. -coloco la guitarra sobre mis piernas.- como los viejos tiempos, ¿Recuerdas?

Tocó las cuerdas de la guitarra, mientras creo una suave melodía a mi amada, a la mujer de mi vida.

Touching Your Dark HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora