Capítulo 1- TESTAMENTO
La alarma comenzó a sonar y sonar, mi canción favorita inundaba mi pequeña habitación, y me hacía odiarla un poquito más que ayer con cada segundo que pasaba. Las ganas de quedarme bajo las sábanas aumentaban, pero no podía darme el lujo de llegar tarde, otra vez.
Me levanté protestando, al igual que todos los días, definitivamente no era lo mío despertare temprano; finalmente, después de lo que pareció una eternidad, logré llegar a la puerta del baño para empapar mi rostro en agua helada, ducharme y bajar corriendo a desayunar.
Las madrugadas por lo general me costaban muchísimo, mi cerebro no funcionaba coherentemente a las 6:30 a.m. Pero aun así, aunque protestara, refunfuñara y odiara tener que salir de la cama, digamos que debía hacerlo, la única presión que mi madre ejercía sobre mi era estudiar, estudiar y ah sí, estudiar, por lo cual mi obligación era ir a la escuela, y para ello tenia que levantarme muy temprano.
Asisto a lo que podría considerarse el mejor colegio de la ciudad y creo que del país, ahí solo se encontraban niños millonarios, hijos de famosos bailarines, cantantes, actores, etc., hijos de presidentes y el mismísimo hijo del Rey de España, ¿o era Francia?, el insoportable principito que hace que todas las chicas suspiren al verlo pasar, vive en mi país creo que desde que nació. Sinceramente me siento un poco perdida en ese lugar ya que no estoy ahí por ser talentosa o tener dinero, sino que gracias a una beca que tengo desde los 6 años. Soy la niña "pobre" que tiene pocos amigos, dos para ser exacta, lo cual hace que mi vida sea más miserable dentó de ese lugar, o al menos así me siento yo.
Mi padre falleció hace ya unos 12 años, la verdad no recuerdo muy bien su rostro, ni mucho de él. Mis abuelos (los padres de mi madre) viven en Francia y por parte de padre no tengo idea de quienes son. En este momento estoy viviendo felizmente con mi madre y un mono salvaje 5 años menos que yo que podría definirse en delicados términos como "hermano", en una simple y sencilla casa al norte de la ciudad.
Al bajar las escaleras lo primero que mis ojos captaron fue a mi madre hablando por teléfono, lo cual era demasiado normal, aunque no tenía el mejor de los trabajos ella lo disfrutaba, además era bastante prestigiosa en la ciudad. Esta vez su tono de voz era un poco diferente al que usaba usualmente, más formal, seguramente sería algún cliente interesado en la decoración completa de su hogar o alguien con mucho dinero.
-Buen día bella familia- Dije sonriente, mientras me dirija a la cocina por algo para desayunar.
-Buen día Flaca Raquítica- Me saludó el mono de mi hermano, sentado frente a la televisión con la misma mirada juguetona que tiene todos los días al decirme el nuevo apodo que se le ocurrió mientras se despertaba.
Mi hermano era unos cinco años menor que yo, siempre fuimos muy unidos, éramos bastante diferente, físicamente sobre todo, es un nene con la mirada traviesa, al igual que todo niño supongo, sus ojos, a diferencia de los míos, son marrones, su cabello castaño, y su tez blanca, muy blanca, es bastante inquieto y manipulador. Aunque todos los días me saque canas verdes gracias a él, en el fondo, muy en el fondo, lo amo.
-Cállate aborto de orangután- Contraataque sonriendo, sentándome a la mesa con la taza de café que mi madre generosamente había preparado para mí.
-Mira quien habla, no olvides que compartimos ADN- chilló él.
-¡CHICOS YA BASTA, es importante!- Nos regañó nuestra madre.
Mi madre también era castaña, pero a diferencia de mi hermano, ella tenía los ojos claros, era unos centímetros más alta que yo, aunque siempre llevaba tacos o zapatos altos, una mujer muy elegante y sofisticada pero a la vez tan infantil como sus hijos, siempre estaba dispuesta a hacernos bromas o reír con nosotros, puedo decir que para habernos criado sola prácticamente hizo un gran trabajo.
ESTÁS LEYENDO
La hija de un Rey.
Roman pour Adolescents..."Las princesas no son historia vieja"... Tras encontrarse un testamento que exige el cambio de gobiernos, volviendo así al reinado por parte de Reyes y Reinas, la abuela de Nat, la reina, se debe presentar frente a su nieta después de 12 años...