Capítulo 20 MINI VACACIONES
Ya no me asustaba tanto la palabra "mafia", era como si me hubiera acostumbrado a que serian nuestros eternos enemigos.
Quizá lograríamos hundir a todos aquellos que querían atentar contra nosotros, al menos temporalmente.
Hacía ya más de tres meses que no veía a mi madre, a mi hermano, ni a mis amigas, las amigas a las que les oculte que era princesa. Sinceramente tenia ganas de verlos, de sentirme aquella Nat que solo se preocupaba por entender las complejas matemáticas y sacar buenas notas, la que le costaba despertarse temprano y que odiaba correr.
Ahora levantarme temprano no era un problema, directamente me había olvidado lo que era despertar a las 12 del mediodía un domingo, solo para comer, y después, si no tenia nada que hacer, seguir durmiendo. Y correr, ah, ojala correr fuer lo único en lo que consistiera mi entrenamiento, estoy segura de que si me enfrentara a un boxeador profesional, lo derribaría de un solo golpe.
La vida a veces puede sorprendernos, y a mi no solo me sorprendió, todas las chicas que conocía se preguntaban si tendrían algo de sangre real en sus venas, para poder casarse con un duque, o por lo menos formar parte del consejo real. Y yo, no solo poseía "algo" de sangre, sino que por mis venas corría la corona, un país, miles de personas a las que proteger.
Si me hubieran preguntado hace tres meses que pensaba de una reina o princesa, hubiera respondido que eran puro maquillaje, vestidos pomposos, joyas costosas, sentarse y estar bonitas para todo el mundo, quien iba a decir que iba a tener que disfrazarme de mafiosa para combatirlos, aprender a defenderme, saber hablar diversos idiomas, y sobre todo, tomar las decisiones mas difíciles de mi vida.
Ahí estábamos, sentados en una mesa redonda, en el sótano de la casa, hablando por videoconferencia con el director de la CIA, y las fuerzas especiales. Ellos actuarían solamente si yo se los ordenaba, aunque faltaran meses para la coronación y el cambio de gobierno, y mi abuela sugiera siendo la reina, yo era la suya.
-Bien Nat, tenemos dos opciones- Me dijo Sebastian.
-Lo sé- Suspiré y agache la cabeza. Siempre había sido muy indecisa, pero ahora, no podía darme el lujo de la duda, y tenia que responder, las dos opciones eran arriesgadas, una mas que otra. -Creo...- No creía nada, no sabia que responder. -Atacar al mismo tiempo me parece lo más coherente, si les damos ventaja a los otos quien sabe que podrán hacer-
-Yo opino lo mismo- Respondió Sebastian, apoyando mi decisión.
Teníamos una gran ventaja sobre ellos, no tenían idean que lo sabíamos todo. Pero aun así era muy arriesgado. Iban a usar una especie de arma, que no mata, la bala automáticamente al tocar el cuerpo, los duerme por 3 días, y después serian encerrados en celdas espaciales creadas por la misma CIA, y los menos peligrosos irían a la cárcel.
Cortamos la conexión y subimos a almorzar, tendíamos que ir al aeropuerto en 5 horas a elegir un destino aleatorio, atacarían dentro de tres días y nos querían lejos, por si algo salia mal, por lo que tendríamos una especie de mini vacaciones. Pensamos en buscar a Christina, pero Sebastian descarto la idea inmediatamente, sabia que ella se cuidaba sola, y que para hacer deberíamos volverá Italia, el país mas vigilado según Frank.
-Podríamos ir a Australia, por lo que tengo entendido no esta en la lista- Le sugerí a Sebastian, mientras le daba otro bocado a mi hamburguesa.
-Ya decidí a donde iremos- Respondió sonriendo.
-Uy que mandon- Me burle- ¿a donde?-
-No seas niña Nat, y tampoco esperes que te lo diga-
Suspiré, no tenía ni idea de lo que estaría planeando Sebastian, y por más que intentara averiguarlo, sería inútil.
Sabrina nos ayudo a disfrazarnos, y como estaba planeado a las 17:00 estábamos entrando al aeropuerto, con identidades falsas y con destino a quien sabe donde.
Ir en avión privado no era una opción, ellos vigilaban absolutamente todos los vuelos que entraban y salían del país, y eso levantaría muchas sospechas. Lo bueno, es que gracias a esto, pronto sabría a donde iríamos.
...
Sebastian por lo general era amable y detallista conmigo, pero esta vez se había pasado. Miré el pasaje antes de subir, aún con lagrimas en los ojos, ya era la quinta vez que lo hacía, no podía creer la locura que estábamos a punto de cometer, íbamos a casa, podría ver a mi familia de nuevo y todo gracias a el.
El aeropuerto estaba igual que cundo tuve que dejar Francia por primera vez, solo que ahora se veía mas alegre, como una señal de que todo iba a mejorar. El chico que se subió al avión conmigo, con destino Italia, no era el mismo que iba a subir ahora, y yo tampoco.
Nos despedimos de Sabrina y Erick, quienes nos habían acompañado, ellos nos mantendrían al tanto.
Mas rápido de lo que pensamos, y sin darnos cuenta ya estábamos los dos, solos, parados en frente a la nueva casa de mi madre. -Gracias- Le dije antes de entrar. Estaba nerviosa, no sabía como iban a reaccionar al vernos, si estarían bien, si no me odian por no haberlos llamado todo este tiempo.
Toqué timbre y esperé ansiosa a que abriera la puerta, allí estaban mi madre y mi hermano, dándome la bienvenida con un fuerte abrazo.
- Ahora con el cabello naranja si parecen un mono- Criticó mi hermano, como siempre solía hacerlo. Había olvidado completamente que Sabrina me tiñó de naranja, para que pareciera un pelirrojo natural, lo bueno que las tintas que ella usaba solo duraban 24 horas.
-Tu sigues pareciendo un orangután salvaje- Reí, extrañaba esos apodos bobos que siempre usábamos. -Lo bueno es que esto es temporal, lo tuyo es para siempre- Concluí mientras entrabamos.
-Veo que esos apodos agresivos no los usas solo conmigo, ahora ya estoy mas tranquilo- Respondió Sebastian riendo también.
Dejamos todo en la sala y nos dirigimos directamente a cenar, mi madre conocía a Sebastian, y se llevaban muy bien, lo cual no era nada raro, estaba acostumbra a que todos lo amaran.
-¿Y como están tus padres niño?- Le preguntó mamá a Sebastian
-Hace mucho no los veo- Dijo el antes de agachar la cabeza. Me recordó a la charla que había tenido con Christina, donde me había contado que ellos estaban desaparecidos, y que hacia más de 10 años que no los veía.
Un superpoder que tiene mi madre es darse cuenta automáticamente cuando metió la pata, así que cambio de tema tan pronto como pudo.
-Espero que les resulte cómoda la cama, salí exclusivamente a comprar una de dos para ustedes- Si, así es, mi madre pensaba que Sebastian y yo estábamos saliendo.
¡MAMA!, nosotros no...-Suspiré, -No estamos juntos-
-Oh, lo siento mucho, es que cuando Sebastian llamó emocionado, diciendo que te sorprendería trayéndote a casa, eso imaginé-
-Pero mamá, no hay mas camas- Agregó mi hermano.
-¿En la habitación hay un sillón?- Mi madre asintió con la cabeza. -Bien, dormiré en el sillón si a Sebastian no le molesta- Dije
-Claro que me molesta, yo dormiré en el sillón y tu en la cama- Respondió él.
Me esperaba una larga noche y sobre todo compartiendo habitación con Sebastian, que con sus ronquidos seguro no me dejaría dormir...
Publicado: 27 de enero 2019
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La hija de un Rey.
Novela Juvenil..."Las princesas no son historia vieja"... Tras encontrarse un testamento que exige el cambio de gobiernos, volviendo así al reinado por parte de Reyes y Reinas, la abuela de Nat, la reina, se debe presentar frente a su nieta después de 12 años...