-Matrimonio.
No podía decir mas nada, porque esa palabra llenaba su mente. Todos sus esperanzas de ser feliz algún día se desvanecieron. Los sueños de niña de casarse por amor se hicieron añicos. Era cierto que esos sueños se veían cada vez más distantes, pero la esperanza había estado ahí, escondida en algún lugar, en cambio, ahora se desvanecía ante sus ojos.
Siempre tuvo miedo de quedarse soltera, como todos pensaban que se quedaría desde el primer momento en que fue presentada en sociedad, pero ahora la soltería no se veía tan mala en comparación con lo que le esperaba con un matrimonio arreglado.
-¿Con quién? - se obligó a preguntar aunque creía saber la respuesta.
Su padre la veía satisfecho, era obvio que estaba feliz con su reacción. Por más que le daba vueltas al asunto, nunca llegó a entender porque la odiaba tanto, ella no tenía la culpa de haber nacido mujer.
-Tienes suerte- le dijo- Lord Blaiford ha pedido tu mano.
Aunque se lo esperaba, no dejaba de estar sorprendida. Claire hizo un esfuerzo sobrehumano por recordar al hombre, pero no pudo, lo único que sabía de él, era que heredó el condado hace poco tras la muerte de su padre. Tenía entendido que era joven, algo que aunque la aliviaba un poco no la tranquilizaba, no sabía nada del hombre ni cómo era, ni su carácter, nada. Había escuchado mencionar que era un libertino y si lo era ¿Qué destino le esperaba? ¿Por qué un libertino querría casarse? ¿por un heredero? Y si era por ello ¿abandonaría sus andanzas o seguiría con ellas? ¡que Dios la ayudase¡ ¿Qué iba a ser de ella?
-¿Cómo has podido hacerme esto padre? - se atrevió a preguntar las lágrimas pugnaban por salir de sus ojos mientras intentaba contenerlas.
-Deberías estar agradecida- le espetó- te convertirás en condesa y yo me libraré de ti.
La rabia la invadió, sí, debería estar agradecida, pero de librarse de su padre. No obstante, no podía estarlo, no a costa de casarse con un desconocido que sabría Dios como era.
Dominada por la rabia olvidó la prudencia y dijo.
-No, ¡no!-repitió mas duro hasta que su voz sonó como un grito- ¡no me casaré! Le diré que no deseo casarme.
Thomas Lethood se levantó de su asiento y caminó hacia ella con una mirada tan amenazante que la hizo retroceder por instinto.
-Escúchame bien mocosa- su voz era baja, pero la amenaza no pasaba desapercibida- tú no le dirás nada, pues si se llegara a arrepentir por tu desinterés, lo pagarás caro, y de todas maneras terminarás casada, ya que a alguien convenceré de que se encargue de ti, es más- añadió con una sonrisa malvada- Sir Shilton se estaba mostrando muy interesado.
Claire ahogó una exclamación, y el horror se reflejo en su rostro, Sir Shilton era al menos 40 años mayor que ella y no dudaba que su padre cumpliera su amenaza.
-Veo que has entendido- observó su padre mientras regresaba a su lugar- esta noche vendrá a cenar con su madre y tu no dirás nada, solo actúa como siempre.
Claire no aguantó más y salió de la biblioteca llorando.
-Mi niña ¿Qué pasó? - preguntó Lady Warwick que la esperaba afuera.
Claire no respondió, se limitó a abrazar a su tía que le daba palmaditas en la espalda para consolarla. No podía hablar, no podía hacer nada, solo podía llorar lamentando su futuro.
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-Matrimonio- El marqués de Lansdow agradeció estar sentado, pues de lo contrario se hubiera caído. Pasada la sopresa, el hombre estalló en carcajadas que rompieron el silencio del lugar.
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Arrebatadora inocencia (Casadas A La Fuerza #1)
Ficción históricaClaire es una joven tímida debido a los menosprecios qué ha sufrido, siempre soñó casarse por amor pero el destino le tenía preparado otra cosa. Brandon Conde de Blaiford, buscaba una esposa sumisa que no interfiriera en sus aventuras, en Claire ve...