4. "Aww, me llega justo al heart"

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Entré al salón de matemática con el orgullo por las nubes. Haber dejado a ese chico en su lugar al fin, se sintió muy bien.

Me senté en la parte trasera justo al lado de la ventana.

—Buenos días chicos. Ayer pensaba en hacerles un examen sorpresa. Pero como estoy de buen humor hoy, lo suspenderé. —todos en el salón comenzaron a susurrar, y algunos solo festejaban en silencio —bien, ya callense todos. —el ruido se disminuyó hasta que todos nos callaron. —en lo que queda de clase pueden hablar ¡Pero! En silencio. —habló rápidamente cuando todos empezamos a hablar.

Sonó la campana de receso y fui a la cafetería, vi a Cloe en su teléfono, su cara demostraba notable preocupación, me acerqué a ella a preguntarle que le pasaba.

—¿Cloe? ¿Estás bien? —ella alzó la mirada y me preguntó:

—¿Has visto a Jay? —preguntó rápidamente, angustiada —le he mandado sin fin de mensajes y también llamado y no contesta. No se que pasa y si le paso algo malo. ¡O se esta acostando con una zorra! —frunció el ceño —¡Lo voy a matar! —de un momento para otro estaba molesta.

Por si no se notó, Cloe es MUY celosa.

—Tranquila —me senté a su lado y puse mi bolso en la mesa. —no debe ser algo grave. Tal vez su teléfono esta apagado. Lo llamare mas tarde ¿si? —traté de calmarla un poco.

—Pero tal vez si lo sigo llamando... —la interrumpí.

—No. Tranquila. ¿Puedes? yo lo llamaré mas tarde. —repetí. Ella bufó y guardo su celular de mala gana. —¿Puedes ir a mi casa después de clases? Necesito contarte algunas cosas y que me acompañes a hacer... cosas también. —cambié de tema por el que de verdad necesitaba hablar.

—Está bien. —dijo cabizbaja. Luego de eso nos quedamos hablando un rato y sonó la campana.

Entramos a clase, y luego de unos minutos la profesora —como es de costumbre— se durmió, me hizo mucha gracia ver baba caer de su boca. Miré la hora, dos de la tarde, necesitaba irme. Toqué un par de veces el codo de Cloe para llamar su atención, y volteó.

—¿Que pasa? —preguntó en un susurro.

—Tenemos que irnos. —respondí de igual forma.

—¿Estás loca? ¿Y si la ogra se despierta.

No nos digan malas, pero así llamamos a la profesora, pero es que si la vieran la llamarían igual. ¡Y además se comporta como una!

—Tendremos cuidado, vamos Cloe. —ella lo pensó por un momento y luego asintió derrotada. Me levanté sigilosamente del asiento y luego lo hizo Cloe. Los chicos del salón nos miraban extrañados, y les rogué en señas que no dijeran nada. Luego avanzamos un poco hasta llegar al frente de su escritorio, al avanzar un poco pisé algo que crugió en el suelo, me quedé petrificada al igual que Cloe al ver que la ogra se movía incomoda en su silla. Al ver que sólo volteó la cabeza exhalé todo el aire que llevaba acumulado en mis pulmones. Seguí avanzando hasta llegar a la puerta y salir, y luego lo hizo Cloe. Salimos corriendo como alma que lleva el diablo afuera del instituto. Una vez hecho las dos reímos y fuimos a casa.

—Por Dios mi madre tiene razón, no debería juntarme contigo, me corrumpes. —dijo Cloe entre risas.

Decir que la madre de Cloe, María, me odia es poco. No nos llevamos bien, una vez le dije bruja amargada, y me echó de su casa a escobazos. Fue muy gracioso.

—Pero igual lo haces, por que me amas. —contraataque, y ella se rió.

—Touché. —luego de eso hablamos sólo tonterías hasta llegar a mi apartamento.

¡Otra Vez No! PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora