10. "¿Tu y yo tuvimos sexo?

117 1 0
                                    

Tranquila, solo pregunta, el te responde y te vas, solo eso —cuando sentí que estaba lista, salí de mi casa y me subí a mi moto, para luego irme.


Cuando llegué a la casa parecía que mis nervios subieron mas. Preguntarle al chico que detestas que si tuvieron sexo estando borracha, no es bueno.


Bajé un pie y luego el otro, caminé por el camino de piedras pequeñas que reconocí al instante. Cuando me fui la última vez no tuve tiempo de ver la casa bien, es hermosa, y grande. Era completamente blanca, a excepción de algunos lugares que tenían piedras. En el último piso se podían ver los inmensos vidrios del cuarto de Matt, mi estómago se revolvió.


Cuando llego a la gigantesca puerta de madera. Respiro muchas veces, y luego la toqué. Esperé un momento y al no oír respuesta toco otra vez.


—Voooooy joder —escucho la voz de fastidio de él. Y al perecer mis nervios no quieren irse.


Cuando abren la puerta me quedo estática, Matt acababa de salir de la ducha, se notaba. Su cabello estaba mojado y desordenado al punto que goteaba. Y tiene una toalla amarrada a la cintura. Se ven sus abdominales marcados. Dios, ¿cuanto ejercicio hará?


—¿Te gusta la vista hermosa? —subí la cabeza tan rápido que casi me da dolor de cuello. Matt tiene una sonrisa pegada al rostro —si quieres puedes probar. —sentí el calor subir a mi cara.


—En tus mas profundos sueños, idiota. Escupí con desprecio, y el sonrió —necesito hacerte unas... preguntas. —entro a la casa sin esperar invitación.


—Claro que te dejo pasar. Solo deja que me vista, tú puedes sentarte donde quieras. —el subió las escaleras que imagino que dan a su cuarto. Miré a mi alrededor, la sala de estar era inmensa. Hay un sofá en L gigante color negro con cojines rojos y blancos, que resaltaba con el resto de la casa que era blanca. Al frente de éste está una televisión de pantalla plana muy grande, abajo de ella hay una chimenea, y los bordes eran de piedras. Me senté allí... en el sofá, no en la chimenea.


Después de unos cinco minutos bajó Matt con una camisa negra y unos blu-jeans azules oscuros.


Se sentó en otro sofá que estaba al lado del que yo estaba sentada. Oh dios, los nervios volvieron.


—Bien, soy todo oídos. —habló él.


No seas tan directa, comienza con algo que no tenga que ver y luego pregun...


—¿Tu y yo tuvimos sexo?


Genial.


Matt abrió sus ojos con sorpresa, sentí mis mejillas calentarse. Luego el sonrió y dijo:

—Si. —abrí mis ojos hasta no poder más.


¡QUÉ! ¡Cómo puede ser! Dios que estúpida soy. ¡Perdí mi virginidad! Y no con cualquier chico ¡No! ¡Si no con el idiota de Matt! Me voy a desmayar.


Luego Matt se rió a carcajadas.


—¡Tenías que ver tu cara! ¡Por favor! —siguió riendo.


—¡Idiota! —se tiró en el suelo y siguió riendo, yo me le acerqué y comencé a empujarlo —¡No vuelvas a asustarme de esa manera! —llevé la mano a mi pecho. Luego lo empujé, el siguió riendo en el suelo, dando vueltas en el.


Luego el dio una vuelta en el suelo llevándome con él, y antes de pegar la cara al suelo amortigüe con mis manos, y bueno... Yo terminé encima de él, cara a cara.


¡Otra Vez No! PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora