Capítulo 2 Aiden

200 17 3
                                    

¿Merece la pena?
-Supongo-

Me puse las gafas aislantes y me lancé desde el balcón del edificio. Esto ya es como una rutina, ir a distintos sitios de la zona para conseguir algún trip, robando o como lo llamo yo: "tomándolo prestado". Normalmente solo encuentro basura, pero hoy no va a ser lo mismo.

Me dirijo a los laboratorios del este de la ciudad. Los famosos laboratorios Genodex. Parece que hay unos objetos bastante caros que si los vendiese, podría hacerme rico. Aunque no lo sabría nadie, ya que tener la vida de una rata hace que no tenga muchos amigos.

Si, soy una rata. Pero asi es la vida. No quiero pertenecer a ningún clan, la gente parece organizada pero nunca he sabido cómo sería integrarse en él. No me gusta mucho la gente, el contacto en general.

Me paré en seco al ver que los edificios se terminaban. Unas vigas metálicas se alzaban amenazadoras hacia el cielo. Si hubiera saltado, ahora mismo mi cuerpo estaría atravesado por una de ellas. Para poder llegar a los laboratorios, que estaban situados justo enfrente, debía usar una de mis creaciones. Tire de una cuerda que salía de mi sudadera y unas alas hechas de fibra de vidrio y una tela resistente que encontré por las calles se extendieron. Las di unos últimos retoques ayer. No sirven para volar. Pero para planear hasta el otro lado serían muy útiles.

Calculé la caída, la dirección y la fuerza del viento. Me preparé para lanzarme al abismo. Pero mis pies estaban paralizados. Cuando iba pensármelo mejor, sentí que unas manos me empujaban desde atrás y me lanzaban al vacío. Mis gritos resonaron en el alba.

Esquivé algunas vigas y al estar estable. Suspire de alivio y giré la cabeza para ver quien me habia empujado. Pero no había nadie. Entonces me centré en las vistas. El día era nublado y la luz se colaba por algunas nubes. La temperatura era buena, cálida y no demasiado húmeda.

Al darme cuenta de que el suelo se acercaba a mis pies rápidamente. Me prepare para un aterrizaje forzoso. Aterricé estrepitosamente.

Me levanté dolorido, frotándome la cabeza. Me sacudí la ropa y miré hacia arriba, los laboratorios estaban ante mi. Era un descomunal edificio blanco, destacaba entre todas las ruinas del lugar. Di una vuelta a todo el recinto para ver si encontraba alguna entrada.

Me detuve delante del edificio, en una de sus brillantes y pulidas paredes. Alguien se reflejaba en ella. Era un joven de 16 años algo bajo, de complexión flaca, y piel pálida. La cara estaba parcialmente cubierta por una capucha negra y verde. De ella sobresalían unos juguetones pelos negros como el carbón. Sin las gafas, unos ojos verdes se podían distinguir en el blanquecino rostro. Definitivamente, ese era yo. Aiden Graves.

Me quedé un rato mirando mi apariencia, no era vanidoso, simplemente, no siempre me miro a un espejo. Volví en sí, había estado un buen rato en las nubes. Reanudé la marcha, tenía que encontrar una forma de entrar. Hallé una puerta, también blanca, como el edificio. Pero si entraba por allí, me descubrirían. Busqué en los alrededores y encontré una pequeña trampilla tapada por escombros. Les aparté y traté abrirla, pero estaba sellada. Saque una de mis herramientas, e intenté forzar la cerradura. Me llevó un tiempo romperla, pero al fin, lo conseguí. Me adentré en los laboratorios.

Lucid Soldier [COMPLETA]Where stories live. Discover now