Capítulo 3 Aiden

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Al entrar en los laboratorios Genodex, solo había oscuridad y penumbra. Encendí una linterna, que alumbró la sala. Parecía el sótano donde guardaban la chatarra. Aquello era una mina de trips, pero no era lo que buscaba. Decidí dejar el tesoro para otro día. ¿Quién sabe? Hallé otra puerta. Pero esta no estaba sellada. Abrí la puerta con cuidado y descubrí unos extraños pasillos, eran muy simétricos y parecía fácil perderse. Blancos y metálicos, limpios y relucientes, parecían sacados de una base espacial. Pulsé un par botones que estaban situados en la manga de mi chaqueta. Uno de ellos activaba mi dispositivo de invisibilidad y otro que hacía que el ruido que hiciese fuera nulo. Perfecto para robar y para pasar desapercibido.

A medida que iba caminando, iba memorizando el mapa del lugar. Era parecido a crear un plano de algún nuevo invento, o eso me parecía a mí. Cuando ya había pasado por todos los pasillos de todo el edificio. Decidí buscar dónde estaban esos objetos tan valiosos. Ahora que lo pienso, no se cual es su apariencia. Si son grandes piezas de un metal valioso, o un líquido radioactivo. Solo se que son valiosos. Coloque un pequeño dispositivo en una de las puertas, lo activé y una pequeña luz roja se encendió. Saque de uno de los bolsillos de mi chaqueta un pequeño monitor. Este señalaba lo que se situaba detrás de la puerta. Me pareció extraño, el cuarto tenía pequeños habitáculos que se semejaban a celdas. Que extraño.

Decidí seguir buscando. Pero solo encontré más habitaciones con celdas y una cocina. Me pareció extraña la nula seguridad. Creía que habría personas por estos pasillos vigilandolos. Al fin, solo quedaba una puerta, iba a colocar el dispositivo cuando escuché unas voces que provenían de dentro, parecía que las personas que habitaban allí se encontraban en esa sala. Puse el dispositivo en la puerta y me di cuenta de que la sala no era como las demás, era mucho más grande y poseía aparatos extraños, esa debía ser la sala. Me aseguré de que el mecanismo de invisibilidad seguía funcionando. Cuando estuvo todo en orden, decidí adentrarme.

Abrí la puerta con cuidado, intentando no hacer ruido. El laboratorio era enorme. Tenía varias cápsulas con un extraño líquido naranja. Parecían tener un cuerpo extraño flotando. Pero no parecía humano, más bien, una criatura mutada. Todas esas cápsulas tenían un tubo conectado a otra mucho más grande.

Delante de ella, estaban los científicos. Rodeaban a un hombre y una mujer con una bata de laboratorio blanca.

Y a un hombre con un abrigo negro, alto e intimidante. Le miré detenidamente y observe que tenia un parche en el ojo izquierdo, que tapaba a una cicatriz que atravesaba toda la cara. Ese hombre me daba escalofríos. Todos hablaban, y aprovechando la ocasión, di una vuelta por la estancia.

Estaba lleno de máquinas, todas en funcionamiento. Llenas de botones multicolores y de todos los tamaños. No quise mirar en las cápsulas, a saber que tendrían dentro. Entonces, mis ojos se cruzaron con unos pequeños contenedores con líquidos multicolores, ¡Eureka! Debía ser lo que buscaba. Llené mis bolsillos, mis manos. Iba cubierto de ellos. Cuando debido a mi torpeza, los que llevaba en brazos, cayeron estrepitosamente al suelo. El ruido llamó la atención de los científicos. Que rápidamente se giraron y la mujer de la bata blanca gritó:

¡Intrusos!

Lucid Soldier [COMPLETA]Where stories live. Discover now