Capítulo 11 Aiden

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Tenía que asimilar todo lo ocurrido. Ese chaval que parecía llamarse Walter. La pelea entre Zoe y él. ¿Zoe la líder del clan? La primera vez que la ví parecía una simple muchacha que vivía en una simple ciudad. Pero en realidad, esa ciudad esta en sus manos. ¿Por que no me lo había dicho antes? Me di una ducha de agua fría y me propuse a descansar un poco despejar mi mente. Debía tomar la decisión de quedarme o no. Creía tenerla clara, pero no es fácil decidir. Me han acogido con hospitalidad, han sido amables conmigo... La única pega que le pongo es el incidente de antes, pero no debería importarme.

Se pasaron las horas volando. Ya eran las seis y media, debía prepararme para ir al ayuntamiento. Me lavé la cara y me puse la chaqueta, con intención de salir. Giré suavemente el picaporte de la puerta y la abrí lentamente. Bajé la escaleras y abrí la puerta que daba a la plaza. Caminé hacia la plaza, me situé delante del ayuntamiento y repasé lo que había pensado antes en mi habitación. Entonces, avancé decidido hacia él. Hoy había centinelas vigilando quien entraba y salía. Supongo que por el revuelo de antes. Subí las grandes escaleras de mármol. Sus barandillas estaban frías al tacto. Y cuando llegué al piso de arriba, había una sala a la derecha con una gran mesa. Allí pude distinguir a Zoe y a Fernando, las demás personas que estaban allí sentadas no las conocía, parecían soldados. Eran musculosos y estaban llenos de cicatrices. Alguno de ellos me recordaban a Walter. Pero seguro que ellos no estaban locos.

Estaba asomado en la puerta y Zoe estaba hablando animadamente con un grupo de personas. Una de las personas me divisó. Y la  llamó la atención. Se puso rápidamente en una postura correcta. Se aclaró la voz y me indicó que pasase. Había una silla libre y me senté en ella. Estaba incómodo. No por la silla, era bastante cómoda. La puerta se cerró con un golpe seco. Lo siguiente fue un largo e incómodo silencio.

Me fijé en Zoe, tenía un ojo algo morado y unas pequeñas magulladuras, pero por lo demás parecía estar bien. Esbozaba como siempre una sonrisa. Y a pesar de casi no poder abrir uno de sus ojos, sus iris azules seguían brillando.

-Bien, es cierto que ya llevas una semana con nosotros. Y como acordamos, el último día elegirías entre quedarte en Infinity o en volver a tu antigua vida. Sentimos lo ocurrido antes. Ya que no estaba previsto para ninguno de nosotros. Esperemos que hayas pensado la decisión que vayas a tomar, ya que estamos dispuestos a acogerte.

Parecía que se había pensado bien las palabras, los demás que ocupaban la sala parecían estar de acuerdo. Y acto seguido, me miraron para esperar mi respuesta.

-Es cierto que me habéis acogido bien, esta sociedad esta muy avanzada y todo eso... Me han impresionado muchas cosas, la forma que tenéis de satisfacer vuestras necesidades, lo organizada que tenéis la sociedad, ahora que he dicho lo que pienso de el clan, tengo que decir mi respuesta. Que es un sí.

-¡Bien!- exclamo Zoe. -Ahora que formas parte de Infinity, deberías saber que hay más allá de la ciudad.- su tono de voz cambió de euforia a seriedad. Los demás que estaban en la sala no parecieron percatarse de ello. Seguramente ya era normal para ellos. Incluso estando con ella cinco días, ya me he acostumbrado un poco.

-¿Te acuerdas de esto?- se sacó algo del bolsillo. Lo reconocí al instante. Una cápsula con un líquido brillante. Era el motivo por el que Zoe me trajo aquí, el objeto del que me hablaron, el que iba a hacerme rico. Y por el que casi me matan en los laboratorios Genodex.

-Creó que si... ¿No?- dijo Zoe -Pues te voy a hablar de la historia de este objeto: Debiste entrar en la sala central para cogerlo, en ella había contenedores llenos de un líquido con unas extrañas criaturas dentro. ¿Verdad? Pues esas criaturas son lo que ahora habita el mundo, a parte de la escasa humanidad. Cada una de esas criaturas viven en un ecosistema específico, como grandes glaciares, montañas áridas, pantanos... Y Genodex, que quiere la supervivencia de la humanidad, está investigando para que a los humanos se les inserte la "esencia" de esas bestias. La gente cree que sólo se le atribuyen esas habilidades de sobrevivir, pero también se les atribuye la apariencia y sus hábitos. Para convertirnos así, en máquinas de matar.

Ahora están buscando a gente con la que experimentar, gente con una capacidad especial en su cerebro, no sabemos aún cual es esa habilidad, pero mucha gente muere al intentar descubrir si tienen esa habilidad. Aunque también prueban a insertarles la habilidad artificialmente. Es cuestión de tiempo que lo consigan, ya que avanzan muy rápido con sus investigaciones.-

-Todavía no hemos encontrado a nadie que haya sobrevivido a los experimentos que realizan. Desgraciadamente. - dijo Fernando.

-Y tu eres el ultimo integrante del grupo que vamos a formar, para no solo proteger la ciudad, también para detener a genodex.-

Ahora mismo, un torrente de información había sido estampado sobre mi cara. He conseguido obtener la información mas esencial.

-¿Por que yo? Seguramente haya gente más capacitada que yo. Yo no soy bueno peleando y...-

-El motivo de haberte elegido es lo que tienes aqui.- se señaló la cabeza, haciendo referencia al cerebro. -la valentía de haberte metido en los laboratorios, sin ser descubierto... bueno... no del todo. En fin, sobre todo la valentía. Cuando les dije a los demás que te habías metido en los laboratorios, no se lo creyeron, en fin. La gente que entra allí... no sale...- dijo junto a una risa nerviosa. -Ejem... ¿que te parece la idea? Formar parte del grupo.- se levantó de la silla y me extendió la mano. Me lo pensé un instante, pero no podía negarme. Podría salvar las vidas de muchas personas y eso. Como un superheroe.

Estreche la mano con ella. Esto seria el inicio de una gran aventura. Tendría que fiarme de ella. Y de todos los integrantes del grupo.

Me metieron en una gran sala, exactamente igual que todas las del edificio. Solo que esta tenia un gran espejo y una mesa con unos vasos y un par de sillas. El hombre me ofreció sentarme en la silla, y eso hice. Me senté en esa silla, era una normal, no tenía nada en especial. El hombre se puso en frente de mí. Puso los codos en la mesa y entrelazó los dedos de sus manos. Una voz sonó por el altavoz:

-Inicia la prueba número uno del sujeto cero-

-Bien pequeña, quiero que intentes mover ese vaso. Pero no con tus manos. Piensa que mueves ese vaso en tu mente.-

-Pen...pensar que muevo el vaso...- centre la mirada en el vaso, lo intenté con todas mis fuerzas.

-Vamos. Concéntrate.-dijo el hombre.

Lo intentaba, pensé que podría conseguirlo, pero mi vista empezó a nublarse.

-Es suficiente.- se levantó de la silla y se puso a mi lado. -Tendremos que hacerte más pruebas.-

Me levanté de mi sitio. Él se adelantó y abrió de nuevo la puerta. Me llevó de nuevo a la habitación de antes. Una mujer joven le paro el paso, esta llevaba un bloc de notas y una bata blanca. Tenía el pelo castaño, recogido por un moño apretado. Las gafas de color negro que llevaba contrastaban con su piel clara.

-Todos los valores han sido normales, excepto el GEL, que ha mostrado valores algo diferentes. Es necesario hacer más pruebas.-

-Bien Elisabeth, continuaremos mañana.-

Me dejaron en la habitación y cerraron la puerta de nuevo. Debería descansar un poco. Ha sido un día largo.

Lucid Soldier [COMPLETA]Where stories live. Discover now