Capítulo 8 Aiden

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¿Por que yo? No voy a entrar ahí, ese tubo es claustrofóbico. Zoe podrá manejarse bien en él, pero yo no creo que pueda. Y sus amigos... Parecen majos, pero están de acuerdo en que yo entre en esa máquina.

-¡Va, venga Aiden!- dijo Zoe, estaba animándome a que entrase ahí. Pero no pensaba moverme ni un paso. Al fin, alguien habló. Creo que se llamaba Leyna.

-Si no quiere hacerlo, dejarle. No somos nosotros quienes debemos darle ordenes.-

-Vale... tienes razón- dijo Zoe. -Pero que vamos a hacer con este cacharro. Quiero decir... que donde le vamos a dejar.-

-No importa, le dejaremos ahí y si le pasara algo. Nadie se dará cuenta.- respondió Fernando

Asentimos y salimos de la nave. Parecía que ya se había hecho medio día. Y hacia bastante sol, sumado a una temperatura agradable. Al salir fuera, Fernando aspiro y dijo:

-Se ha quedado una buena mañana.- pasaron unos segundos- ¿por donde te ha llevado Zoe?

-Ah, pues... por la calle principal, mas o menos...-

En ese momento salió Zoe, junto a Leyna y Eddy.

-Eh Fer, dime que hora es.-

-Las 11:30 yo creo.-

Ah, pues me tengo que ir. Tengo unos asuntillos que resolver.- miró a Eddy y el asintió. - ¿No te importaría terminar el tour por la ciudad con Aiden?

-No pasa nada-

-Bien, ¡adiós!- y se fué.

-Sigamos... lo último que viste fué... -

-La tienda de antigüedades.-

-Entonces solo te falta por ver el taller y poco más.-

Y Fernando y yo nos pusimos en camino hacia el taller.

Abrió la puerta, y sonó el tintineo de unas campanitas que estaban puestas sobre esta. El recibidor estaba lleno de figuras y objetos artesanales, pero ni rastro de una persona por ahí. Cuando de unas cortinas que seguramente llevaban a la parte de atrás de la tienda, salió una joven de pelo castaño y con una amplia sonrisa. Llevaba un pañuelo en la cabeza y un delantal lleno de aceite negruzco. Olía a serrín y a una mezcla de ácidos y quemado.
-¡Ah, hola Fer!- dijo la muchacha.-¿Qué te trae por aquí? No me has encargado nada.

-Ah, nada. Sólo estoy enseñando el clan a mi amigo-

-Genial.- me giró hacia mí.- Encantada de conocerte, Me llamo María.-

-Aiden, mucho gusto-

-¿Que te traes entre manos últimamente?-

-Lo de siempre, algún que otro motor estropeado o algún trabajo con madera, sillas rotas, mesas rayadas...-

Mientras Fer y María hablaban. Yo di una vuelta por la tienda. Realmente era una manitas. Había decenas de objetos diferentes.

Paso el tiempo, y al fin salimos de la tienda. Pasamos por otras tiendas, alimentos, de segunda mano... Y llegamos a una parte oscura de la civilización. Era un punto en el que pasaba de ser colorido y luminoso a estar sucio y sombrío. Un siniestro silencio recorría la zona. Fernando no pasó de ese límite.

-Llegamos al final de Infinity-

-¿Que hay a partir de aquí?- pregunté

-Es donde viven los expulsados. Los que incumplen las leyes del clan.- se mostraba serio -Ni se te ocurra pasar de este límite, es muy peligroso.-

Asentí.

-Y no dejes que te lleve la curiosidad. Eso puede ser fatal.- entonces la seriedad seriedad se esfumó y volvió a hablar en su tono de siempre. -¡Y eso es todo! Ya va siendo hora de comer.- Se dio la vuelta y empezó a andar. Le seguí rápidamente y nos perdimos en el bullicio de la gente.

Desperté aturdida, de nuevo estaba en la habitación de antes. Me fijé en la marca de mi brazo izquierdo. Ex-000. Me levante del frío suelo y me acerqué a la puerta de la habitación. Que tenía una pequeña ventana que se podía abrir. Pero estaba atascada. Al lado de la puerta había un botón blanco. Lo pulsé y la pared junto con la puerta se volvieron transparentes. En la habitación de en frente había una chica más mayor que yo. Que su pelo estaba cambiando de un color castaño a un blanco puro. Sus ojos tenían unas grandes ojeras. Y estaba bastante flaca.
Volvió su cabeza hacia la mía. Nuestros ojos se toparon. Y me quise esconder. Pero ella se levantó y pulsó otro botón. Que estaba al lado de el que hacia translúcida la pared. Su voz sonaba como si estuviera junto a mi.

-¿Eres nueva?-

Me encogí de miedo. Y abracé fuerte a mi conejo de peluche.

-Tranquila, estamos en la misma situación.-

Avancé lentamente hacia el botón. Le pulsé y dije algo.

-¿Quién eres?-

-Según esto de mi brazo... Suj.724 ¿Y tu?

-Ex.000-

-¿Ex.? Nadie de la habitación tiene esa marca.-

Miré hacia abajo. Hacia mi muñeco. Que era el único objeto que ahora me pertenecía.

-Bueno... No pasa nada.-

De repente, la puerta se abrió. Apagamos rápidamente los botones y me senté en el suelo.

Entraron en mi habitación, era el hombre de antes.

-Hola de nuevo, ¿hace mucho que estas despierta?-

Negué con la cabeza.

-Bien, ven conmigo. Vamos a hacerte unas pruebas.-

Lucid Soldier [COMPLETA]Where stories live. Discover now