La escuela

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¡Efímera, pero odiosa!

Este es uno de los pasajes más traumantes de mi libro, por lo tanto será breve, ya que mi intención no es deprimir al lector...

El tiempo que estuve en la escuela, fue horrible; desde el momento que me subía al camión escolar hasta el regreso a mi casa, para mi era la friega del siglo? Más o menos como el G.V.D.F* (¡qué sea menos!)

* Garrote Vil de Franco

La semana de hacía eterna, me sentía presa, siempre asustada, con complejo de culpa y complejo de pobre, porque a las niñas ricas, todo se les perdonaba.

Por supuesto que yo no era una santa, pero las monjas eran peores que yo; no quiero hacerla muy larga, sólo se decirles que me traían "azorrillada" y con "el alma en un hilo"; me sacaban de la clase cada tercer día (cuando no me sacaban era porque no había ido); siempre tenía cero anticipado, lo único que me gustaba era el recreo y me lo quitaban por castigo (M)*
*Malditas.

Un día, cuando estaba empezando mi Primero de Comercio, las monjas y yo caímos en la cuanta de que no checabamos, que no hablábamos el mismo idioma...en una palabra, no nos entendíamos, -y como el colegio era de ellas y no mío- la que se tuvo que le fui yo. ¡Q.B.M!*

*(Qué bueno, malditas)

Después me mandaron a Estados Unidos, estudié primero de High Schol -o sea primero de secundaria- Pero extrañaba mucho a mi familia, papá, mamá y hermanos, y ya no regresé...Entonces empecé a vivir...(y a aprender cosas, sé más que las que estudiaron ¡fíjense!)

(Si a ustedes les gusta lo estrujante y tormentoso y piensan que a este artículo le falto emoción y drama, leanse Papillon y ya está.)

LIBRE, LIBRE, LIBRE...

Anecdotario de una vida inútil...pero divertidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora