Cuando estaba en sus cinco sentidos también teníamos ratos estupendos, ya empezábamos a hablar de un futuro, él tenía la promesa de regresar a su pueblo en España, soltero, pero una vez cumplida esta promesa, nos casaríamos. Tanto me hablaba de su pueblo, de su gente y de sus costumbres que hasta la fecha llevo en el corazón un cariño muy especial para todo aquello que, sin llegar a conocer, llegué a querer.
Esa promesa de regresar soltero a España la tienen casi todos los indianos. Pero si a él se le hubiera olvidado cumplirla, tenía aquí una tía que se encargó de recordársela constantemente, pues a decir de quienes la conocían, ahora sí estaba temerosa de que su sobrino se casara con una chica de México que ni "pronunciaba la Z y la C" y además no tenía dinero.
Pero yo tenía cualidades morales (y otras) que no tenían las que acostumbraban a salir con su sobrino; y ahí estaba el "peligro". ¡Qué negación! Y qué temprano aprendí estas cosas que aún no comprendo, pues yo recuerdo que a Cari, mi hermano, siempre le predicaban que el "peligro" estaba en caer con una mujer de "ciertas costumbres", o sea una "mujer mala" (que a los hombres les resultan tan "buenas" y parece que a la aguas también, ¡qué raro!)
Un día llegó a verme y lo noté muy pensativo...
—¿De dónde vienes, Conejo?
—De ver a mi tía Anacleta...(Anda, con ese nombre cualquiera es rara)
—¿Y?
—Pues está preocupada porque ha añadido que ya tenemos tiempo de andar juntos y como tú eres DIFERENTE a las que me han conocido en la H. Colonia, cree que estoy a punto de ser ATRAPADO y faltar así a mi "promesa" de regresar soltero a España. Por lo que hablamos, comprendió que "te quiero en serio", y me dijo:
—Hijo, no le des un dolor a tu madre casándote acá, je ya bastante con tenerte lejos, y además está pasando por algo muy duro allá en el pueblo...
—¿Qué es ello que yo no sepa, si me escribe cada segundo día? (Se lo traían atosigado con unas "cartas" que le exprimían el alma, en las que recordaban desde su ropón de bautizo hasta su última mirada antes de partir: chantaje-moral-sádico-inconsciente)
—No te ha querido contar por no apenarte, pero yo te lo voy a decir (qué tía tan buena, la Anacleta, ¿verdad?) para que sepas en qué situación se encuentra y si eres capaz de causarle una pena más.
Sacó Anacleta un paquete de cartas liadas con un listón azul y sellos de España; en ellas le contaba su hermana (o sea la mamá del Conejo) su Vía-Crucis detallado, a cuenta de un "rumor" sobre una muchacha del pueblo que vivía en su casa y que al decir de las "maledicientes lenguas de pueblerinas desocupadas" andaba enredada en amoríos con su marido (el padre del Conejo)"Mis sufrimientos por este motivo son indescriptibles, casi no vivo, pero no quiero mortificar a mi hijo con mis penas, sólo te lo escribo a ti para desahogarme, pues en el pueblo debo permanecer en silencio, ante ellos y ante él..."
(Más o menos esto decía uno de los párrafos que Anacleta le leyó al Conejo)
—Tú sabrás —concluyó—. Si encima de esto me das la puntilla a tu pobre madre...
—¡Conejo! —fue lo único que pude decir.
—¡Fulana!
—Por mí no te preocupes, Conejo —dije ya medio repuesta—. Vuelve a España cuando tengas que volver y cómo tengas que hacerlo...
No sé qué paso en el corazón del Conejo pero en el mío se siguieron acumulando dudas...¡una contrincante más y la más poderosa de todas!
Las mujeres, la bebida, los amigos, las diversiones, la tía y la pena de una madre. Todos esto contra una pobre FULANA desprovista de malicia y de experiencia.
"¿Qué harás Fulana –me pregunté en silencio– para abae tu amor?" Rezar, era todo lo que sabía hacer, rezaba y rezaba mucho, sin darme cuenta de que Dios está ocupado en cosas mucho más importantes (por eso ahora lo molesto tan poco)
Claro que esa noche tristemente le "endulcé" a mi mamá nuestro café con leche nocturno (el café de la comunicación) Ella tampoco tenía malicia necesaria ni experiencia en esas "lides" porque estaba en un N.I.M.D* o como si dijéramos "su onda era otra".
*Nivel Intelectual-Moral Diferente.
Pero también sabía rezar pues ella me lo había enseñado y por lo tanto lo hacía M&M*.* Más y mejor.
Empezamos una interminable cadena de "novenas". Qué linda mamá, ¿verdad?; ella sí quería verme feliz a mí. Me asesoraba con sus consejos -pero ella tampoco nació para PESCADORA- y me daba "facilidades" (léase permisos) ya que mi "camino de amor" más bien parecía carrera de obstáculos.
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Anecdotario de una vida inútil...pero divertida
HumorEscrita por Fulana de Tal, escritora mexicana. Este libro tiene más de 45 años. Y creo que a pesar del tiempo, sigue dando risa. Lo leí porque estaba en mi casa y me dio curiosidad. Espero que les parezca igual que a mí y lo disfruten. ;) Escrito...